viernes, 29 de octubre de 2010

Fugacidad.

Quizás debería maldecir lo que no entiendo aunque sepa como funciona, pero no me aturde la incomprensión de los hechos. Dejo que todo me afecte, y eso está bien.
De eso se trata esta rutina plomiza que invento con descaro, a destajo.
No suelto ninguna súplica, no tendría por qué hacerlo. En realidad lo que me colma o me calma, es la quietud, cierta pausa que me ablanda, que me pone a hilar ideas suaves.

Ésta es quizás la característica que más me dibuja, no logro pasar por los eventos siendo una brizna que el viento lleva, traigo mi propio peso, lo he traído siempre, me lo ha otorgado la vida. Los eventos me comunican algún mensaje profundo, puedo ver que en cada movimiento el destino se está labrando así mismo, va siguiendo el itinerario que inventa y renueva sin pausa ni fatiga. Yo no estoy aquí como testigo de lo que se mueve o está quieto. Mi cabeza se conecta con todo, incluso a través del tiempo. Los sucesos del pasado se mantienen actuales, tienen una voz clara que hace presencia con sus conclusiones y propuestas, imponen una bitácora indeleble que se hace oír por encima del estruendo que llega.

Todo lo concibo sin rabia, sin ansiedad, sin ninguna esperanza, y quizás el no esperar nada me hace sentir victorioso, me hace sentir que aunque no soy un héroe, sí llego al final del día con un triunfo agradable, con algo para exponer, nada que deba ser incluido en los registros de proezas, sin embargo.
Me refiero a un triunfo sencillo que me deja un buen sabor en la boca y una sonrisa que dice, así también vale la pena vivir, así también llevo a buen término mi tarea, esa tarea que me he impuesto. En últimas nada ha sucedido contra mi voluntad. Mis pasos son estos, este mi ritmo. Cada movimiento es el resultado de lo que he ido construyendo con mi evolución. Le pongo a mi cabeza y a mi corazón el alimento que he concluido me nutrirá. He escogido el verbo, el matiz, el aroma, la melodía, el hábitat.
He seleccionado mis movimientos y he ido afinándolos a punta de reflexiones, de tachones y poda.
Quizás todo hombre deba hacer de su espíritu un bonsái, embellecer mientras empequeñece, agrandarse mientras se reduce.

17 comentarios:

  1. Me has movido la cabeza de tal manera... me has hecho pensar en que vale la pena y que no... que es lo quiero para mi y que es lo puedo desechar...
    Hacerse chiquito.. tiene ese de ser grande al mismo tiempo!!!
    Besos a tu alma cielo!!!

    ResponderEliminar
  2. Es lo que tiene el universo, que se expande y se contrae y mientras eso sucede, se agranda minetras se reduce. Bien por ti. Me ha gustado mucho lo que he leído.

    Un abrazo,

    Yo

    ResponderEliminar
  3. Ya veo que mi Don Vito tambien esta por estos lares
    Gracias por visitar mi humilde hogar y sobre todo por regalarme esas maravillosas lineas que me hicieron soñar despierta, con una intensa forma de describir lo que las emociones y deseos por la carne hacen mella en mi
    Fantastico, tu talento se palpa evidente en tan bella entrada
    Un saludo desde mi lejania y estare por aqui cuanto el tiempo me lo permita
    Un placer conocerte
    Irene Comendador

    ResponderEliminar
  4. !Qué bién tener las sensación de controlar tu destino!, la verdad debe ser satisfactorio ver el resultado del propio esfuerzo, como un pequeño premio.

    La verdad se te nota sereno, me alegro.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Reflexivo y profundo tu escrito.
    un placer pasar a leerte.
    que tengas un feliz fin de semana.
    un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Hola amigo, gracias por tus bellas y sentidas palabras, he regresado para quedarme, dónde mejor...?
    pasa buen sábado,gracias, besos.
    Si Irene de mis euños por aquí ando devolviendo gustoso ls visitas pendientes...

    ResponderEliminar
  7. AQUÍ NO CABE, QUIZÁS QUISE DECIR: AQUÍ QUIERO DECIR, ES PERFECTO!

    Un Besito Marino

    ResponderEliminar
  8. Es una buena manera de ir por la vida con paso firme.
    Cuidando tu propia habitad desde adentro hacia fuera.
    Que bien!

    Un beso.

    ResponderEliminar
  9. buenas noches,paso a leer...y me quedo en silencio,ya que dos lecturas,abren el conocimiento,del pensamiento,de la existencia...así lo percibo yo
    gracias por compartir
    un gran abrazo amigo!
    lidia-la escriba

    ResponderEliminar
  10. Buenos días.
    Muda, me quedé muda. Sólo puedo recrearme en leer una y otra vez esta entrada. Nada puedo añadir cuando está todo dicho.
    Sólo me queda decir: "Gracias por compartir". Sigo leyendo tu blog, es peligroso porque produce adicción.

    ResponderEliminar
  11. Muy bien expresado.
    Y muchas y buenas razones en lo que dices.

    SEguiremos leyéndonos.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  12. Con grande belleza escribes donde hay razón para acreditar que tú escrito vuella por estradas que elevan los pensamientos gargados de expresión.

    Un grade gusto llegar a ti.

    Mi beso

    ResponderEliminar
  13. Anuar primero que nada...gracias por este regalo de belleza y palabras, de razones, de emoción y vida.

    Ha sido grato devolver tu visita, y agradecer las hermosas palabras que has dejado, un lujo de verdad, más que un comentario, un regalo.

    Abrazo...y te sigo.

    Besos!!

    ResponderEliminar
  14. ¡Hola!
    Todos/as. de una u otra forma, estamos labrando ese camino idílico y nuestro...

    Saludos de J.M. Ojeda.

    ResponderEliminar
  15. Un pequeño presente en mi blog para ti, espero te guste

    http://irenecomendador.blogspot.com/2010/11/concediendo-premios-mis-hombres.html

    Irene Comendador

    ResponderEliminar
  16. Un aleccionador escrito, todo debe afectarnos pero sin impedir que sigamos adelante, tener esperanza siempre ayuda sobre todo en momentos inciertos. Hay que procurar ser básicamente como somos y a ser posible nutrirnos de esas cosas que engrandecen lo bello y reducen lo negativo.
    Un abrazo, Anuar.

    ResponderEliminar