El gato de rayas mostazas ovillado en el alféizar
de la ventana, su mirada atenta a mis gestos, el oscuro imperio de la noche que
se desvanece, la ventana de enfrente, la luz espumosa tras la cortina, el
cuerpo desnudo de la vecina en afanes de madrugada rumbo a su vida de
estereotipos modernos, un ave que aún canta, el día que arranca su máquina
averiada sin premura, mi blanda parsimonia de escritor engarrotado, la radio
silenciada, el trozo de pan rezagado de la cena anterior, la vieja lámpara
arrinconada, la foto de Mariana con una sonrisa juvenil y un corte de pelo de
los 20, el ingenuo deseo de no querer acudir a la oficina, la somnolencia post
insomnio, el crónico espasmo de los músculos del cuello, el olor a curry
tostado, la silla de madera alemana, huérfana en el balcón, lacerada por la
intemperie..., el tapete de arabescos marrones donde tiro las revistas de
farándula, el grifo del lavaplatos, frígido, mudo. Mis pantuflas de goma
amazónica antideslizante, el tarro de la basura desbordado de latas vacías de
atún, los frascos de aceitunas rancias, botellas de licores de colores
consumidos hace tanto, los rincones del cielo raso con sus telarañas guirnaldas
de Transilvania, la camisa a cuadros blanquiazules sobre el pasamanos de las
gradas añorando mi cuerpo de leñador raquítico, el afiche de la feria del libro
de este año en la capital del hielo, mi gesto de Boy Scout mendigando cinismo,
el reflejo de mis ojos sobre las sombras blancas del amanecer que invade la
calle, la alarma tardía del despertador diciendo que es hora de volver a la
vida…
lunes, 29 de octubre de 2012
domingo, 14 de octubre de 2012
Meta.
Jardincito Zen |
Nada
nos impide avanzar por el camino de la confusión. La semilla de donde crece
viene plantada en los genes y todo acto que se realiza la abona, la cultiva
para hacerla infalible. La pausa para intentar planear qué hacer es inocua, sus
efectos efímeros. Y nunca se percibe con prontitud que vamos en caída. Los días
son sinuosos, de invisible embeleso, irreversibles.
No
existe ningún acto humano que sea nuevo. Todo efecto de la bondad es un mero
barniz sobre las llagas de la desesperanza pues la reverberación de la barbarie es
perenne, corrosiva, nuestra.
Volver a la quietud, a la mágica libertad de la contemplación inanimada. Diluir el pensamiento en la poderosa blancura de la Nada. Ser, por fin, Olvido.
jueves, 4 de octubre de 2012
Felonía.
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