domingo, 19 de junio de 2016

Amor.





Entonces el amor es una pregunta a mitad de la tarde
el pelo rojo de una muchacha que estudia cine
un libro de 700 páginas sobre la definición de la vida
una llamada sin contestar
merienda en silencio 
mascota en el suelo cerca a tus pies
la canción que alguien dejo grabada para ti
sonidos armónicos
un timbal sinfónico
no perdonar la ausencia
un bolero cantado en una madrugada con llovizna
la joven que quieres desnudar
la redondez de la historia
la camisa de lino que usarás en el funeral
la fantasía de toda palabra
licor casero frío
las nalgas de la maestra que fuma
bragas de verano en época de descuentos
la maldita mentira de coordenadas inexistentes
el maquillaje para la obra de teatro
el verano radicado en la pradera
los amigos que no te visitan
otro camino iluminado por la duda
la danza aprendida en el pueblo del sur
la promesa de un regalo
¿Si lloro frente a ti me respetarás un poco?
el odio del primogénito
Esta idea de amor me bendice
el aroma de tu sexo hace agujeros en mi sueño
descubro que ninguna arruga es prematura
creo que el mar se burla de nosotros
¿Por qué han aplazado tanto el fin del mundo?


lunes, 6 de junio de 2016

Rabia.




Resulta frustrante que no pueda gritar ni insultar a mis cercanos. Estoy paralizado. Me obligo a hacer todas las tareas que me corresponden sin  dejar un remanso para mi alivio. Recargo las energías necesarias para no desfallecer y sigo a pesar de la fatiga y el decaimiento. Atrapado en una actitud correcta me vuelvo rígido y silencioso. Quebradizo. No tengo libertad para ser. 
Lo que alcanzo a percibir de la naturaleza humana en los actos de las gentes que me circundan me entristece muy hondo. La mayoría de sus palabras son huecas, livianas, en contravía de la virtud. Sus vidas son la acumulación de rutinas torpes sin pausa para depurarse. 
Yo estoy contaminado de esa forma de existir. Soy también miembro de esa horda estrambótica irracional. Caemos. Engullimos el tiempo. Casi luzco normal aunque se notan mis desajustes. En realidad nos permitimos ser así de absurdos y nauseabundos. Nos alzamos de hombros ante las ruinas que fabricamos. 

Algunos desesperados manotean tratando de zafarse de la maraña de hilos con que están amarrados a su miseria. Otros inventan nuevos rituales con la intención de distraer las desgracias y alcanzar la calma. Los triunfos son esporádicos y de corta duración. Los ilusos siguen en la búsqueda. La renuncia valiente tampoco ha hecho mella en la esencia que nos sostiene. La estupidez se reproduce infaliblemente. Nuestra historia es defectuosa. Fuimos mal inventados.