He vuelto.
Estaba de viaje. Fui obligado a ir hasta el borde en medio de la noche, sobre
un terreno fangoso, rodeado de neblina, en un silencio pesado, solo, con la
mente confusa y el corazón roto, con el cuerpo apaleado y sin fuerzas para el
llanto. Pero llegué. Logré cruzar. Supe encontrar el norte, controlar la
respiración, olvidar el mundo.