1
El
silencio de las seis de la tarde tiene la sonoridad de un sueño que recuerdas
en slow motion o la visión de un
accidente automovilístico tres minutos después de que la víctima dejó de
respirar.
A
esta hora el silencio borra los colores y hace que el movimiento se pixele. Extrañas
el vértigo.
Sospechas
que hay un murmullo de viento, el ínfimo ruido con que amasar una palabra.
La
vida pasa a tu costado (esta palabra siempre te recuerda una herida abierta).
Algo
invocas con tu gesto Poker face.
2
Ahora
estás tan saturado de la rutina que quisieras que el mundo explotara, que un
enorme aturdimiento te llenara de silencio y una nube de polvo borrara los
objetos que tanto le estorban a tu mirada. Que el exacto momento del que te
quejas sucediera en cámara lenta y pudieras fijar cada detalle
en su opacidad, contorno, uso.
Imposible.
La
vida no se puede delirar en secuencias controladas.
Anuar, podrías dedicarle esa explosión a Andri, que te la reclamaba en el post anterior, un abrazo!
ResponderEliminarEl costado siempre parece lejando, inasible y permanentemente dolorido...
ResponderEliminarMe gusta reencontrarte.
Ay te picó una avispa!!!
ResponderEliminarjajajajajajajaja
Como dice pilar, permanentemente dolorido...
Tú con tu sangre en las avenas quakers
Aprobado!!!
Andri Alba
Las seis de la tarde, sin duda, una buena hora para merendar. En verso o en prosa.
ResponderEliminarEl silencio a veces es bueno para no escuchar nada. un abrazo
ResponderEliminarCoincido que el silencio es bueno, pero, para escuchar a nuestro interior. También es bueno para meditar, y, por qué no, para no escuchar nada, ja ja ja. Cariños.
ResponderEliminarHola, retribuyo tu visita después de mucho tiempo (no podía ingresar al blog) para proponerte publicar este poema en A contra luz, espero tener esa posibilidad. Cariños_Silvia - me gusta el clima de reflexión que recreas en cada poema.
ResponderEliminar!La vida no se puede controlar en secuencias controladas..." La vida es aleatoria, las bombas sacuden lugares equivocados. El volcán interior remueve la existencia...
ResponderEliminar¡Cuánto de todo me revela tu poema!
Abrazos sin secuencias, enteros.
Ese extraño y efímero momento en el que te asalta el sonido de tus suelas al caminar por la calle. Te paras, respiras hondo y ... sólo hay eso: silencio.
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