Sofía
¿Quién le habrá dicho que ese es el ritmo
con que se camina?
Enloquece al barrio sin enterarse.
No. Es sólo a mí.
Apenas cruzó los quince.
Vive en la casa de enfrente
y la veo salir cada mañana rumbo al liceo.
Su falda inventa el viento.
Gracias a Dios no tengo una condición cardíaca
pues el voltaje de ese vaivén es letal.
A ver lo explico: no tiene cadencia, es
torpe.
Sus nalgas brincan de arriba abajo
como bajando una colina,
casi desbocada, pero no.
Su paso luce antiguo, montañero.
Así es la pasión.
Sofía, no me mira.
¿Sabe que mis ojos bajan por su espalda?
Hola,
soy el vecino del carro blanco,
el que pasea el perro todas las noches.
Sabías que tu ventana es mi horizonte.
Te he visto tras la cortina,
tu silueta
podría ser el mapa de una isla nueva.
Gracias a ti
mis sueños hallaron el cauce justo:
voy hacia la hoguera.
Llamará Sofía, a la policía,
ResponderEliminary en la cárcel acabarás
dando con tus pobres huesos...
Saludos,
J.
Qué suerte tener una vecina así, para alegrarte la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buen escrito.
ResponderEliminarUn saludo desde mi ventana, aunque no esté al otro lado de la tuya.
Yo diría que "atracción fatal".
ResponderEliminarBienvenido Anual a mi blog y gracias por tu comentario.
UN saludo
Anuar. digo
ResponderEliminarTu escritura logró traspasar la pantalla.
ResponderEliminarMe quedo por aquí.
Hola. He estado leyendo varias entradas de tu blog y me ha gustado mucho tu manera de escribir.
ResponderEliminarSeguiré en ello.
Que amable eres.
EliminarEs posible que seas una de las pocas personas que lee más de una entrada al visitar un blog.
Un fuerte abrazo.
Bonito poema. Me gustó. Ya, te sigo.
ResponderEliminarUn beso.