En aquel puerto... |
Los últimos sucesos me obligan a hacer
una pausa. Descubro que la quietud es mi nuevo centro de poder. Hablo de la
quietud del cuerpo, una quietud firme aunque blanda.
Adopto una posición cómoda y me dejo ir en
el tiempo sin afanes ni plazos. Sigo adherido al mundo a través de mis ojos. Miro
la escenografía que me rodea, todo parece dolorido e inerme, amarrado a una secuencia
que apunta al caos.
Mi mente se resiste a trabajar a marcha
forzada. La pausa que adopto facilita mi labor de espectador sobre los sucesos
en que fui protagonista. Intento enseñarle a mis ojos a mirar para adentro, a
buscar qué tanto del mundo me ha calado, qué angelical engendro se ha incubado
dentro de mi espíritu; y así, con mejor pulso, planear el castigo exacto o una nueva misión.
¡Adelante! Tu interior (¿literario?) sufre.
ResponderEliminarSaludos.
se vuelve a los puertos internos, para ver de dónde se ha zarpado. Conmovedor!
ResponderEliminarDuro trabajo! Pero no planees castigos, ni para ti mismo ni para otros. No sirven de nada. Un beso.
ResponderEliminarAnuar, no te flageles, por favor. Te necesitamos intacto.
ResponderEliminarEs duro, tomalo con calma, no castigarse mucho, sólo reflexionar. Abrazos como un castillo.
ResponderEliminarQué bueno eso de saber tomar perspectiva!
ResponderEliminarBah! Es temporario, tu cuerpo te pedirá pronto ponerse en movimiento, entonces le hará pito catalán a tu mente perturbada por la quietud, y a la vida otra vez! Un abrazo Anuar
ResponderEliminarEnseñar a los ojos a mirar para adentro... será que adentro hay mucho que mirar, algo que se puede cambiar, otra perspectiva con la que verse, con la que ver. Pocos saben mirar para adentro, ánimo en este momento de introspectiva.
ResponderEliminarAdvierto quizá cierta contradicción en ese "angelical engendro" que se ha incubado en ti. Tal vez sea posible.
Un texto muy jugoso.
Ah! No creo que el castigo sea necesario, reconocerse será suficiente, ¿no?
En los puertos siempre están los barcos varados, pero siempre parten hacia otras orillas, del mismo mar o de otro diferente. Lleva su tiempo saber si existe la posibilidad de navegación y la ruta por la que hacerlo. Los mares pueden ser infinitos, una inmensidad inabarcable.
Un abrazo, Anuar.