Ahora entiendo
por qué alguien, una persona cualquiera, se detiene en medio del tumulto que lo
arrastra hacia el norte pactado, y sin explicación, libera un llanto sonoro, de
quejidos impotentes, de aire mal pausado.
Es evidente que
nada le colma y el papel asumido en la comedia ya no le place. El disfraz ya no
le cala. Y dentro, hace erupción el desencanto que ha tragado sin digerir, sin
asimilar.
Le importa poco
que se enteren de su blandura, quiere alcanzar la liviandad, dejar que por fin
el viento lo lleve sin rumbo, no ganar nada, pero tampoco perderse.
¿Hacia adónde vamos? ¿En realidad sabemos hacía adónde queremos ir? Y todo esto, después de leerte, Anuar, me lo pregunto sin desayunar. Toda una proeza. Un abrazo.
ResponderEliminarAnuar, vos y yo somos sinceros correctores uno del otro. Por eso me animo a decirte, el "porque" debería ser "por qué" (es interrogatorio) y no entendí "nada le coma" es una expresión local? Un abrazo!
ResponderEliminarMil gracias por tu ayuda, María Cristina. Ya hice las correcciones. Por favor dime qué opinas del texto.
EliminarNo ganar pero no perderse, ese norte que todos indican no suele ser el nuestro.
ResponderEliminarBueno Anuar, me llega muy hondo, tal vez por eso no dije nada, gracias, un abrazo!
ResponderEliminarrecordE Venecia. No es que haya ido, pero me la recordO.
ResponderEliminarAndri
la insoportable levedad
ResponderEliminarandri
A mí me pasa lo del texto, a veces, por suerte pasa pronto. Cariños.
ResponderEliminarA mi sin embargo si me gusta aun perderme aquí,
ResponderEliminarUn beso.