Me incomoda el mundo, casi que me estorba. Abrazo mis rodillas sentado en este carro que avanza disparado por la autopista oscura y mojada. El ruido del tráfico me pone un zumbido grueso en los oídos. Veo las luces de los otros carros pasando sobre mí en un borrón fugaz, enceguecedor. Me estorba la gente, hablan de situaciones demasiado cotidianas, todas repetidas, efímeras, llenas de baches. Yo quisiera escuchar mensajes profundos a toda hora, que toda frase fuera una enseñanza indeleble. Lo sé, ya se me ha ocurrido antes, toda sabiduría es obsoleta, inútil. Además la superficie es tan valiosa como el fondo. La superficie es el rostro, la piel, el paisaje, las escamas, el plumaje colorido, el atuendo de lo subterráneo, la máscara que habla.
Me estorba la basura de mi cabeza, la basura nueva, cruda, pura. Me alimenta la basura vieja, la que se ha descompuesto por completo, la que se ha vuelto humus, abono fresco, alimento para las semillas nuevas, promesa que germina.
Me estorba la lengua cuando se mueve entre palabras sin oficio y cuando se apacigua y no obedece a mi cabeza despejada.
Van mal sincronizadas mi lengua y mi cabeza, cuando una se acelera la otra se aletarga. Una canta, la otra ronca. Esta suplica, aquella se pone en venta. La ilusa concibe Poeticuentos, la desencantada se vuelve vegetal. Y yo en medio del barullo, sin poder levantar una ruta distinta, me repito como un eco que no se desgasta.
Me estorba el tiempo petrificado en la memoria de mi sinrazón, palpitando en mi humanidad baldía, rugiendo a mitad de la madrugada, susurrando poemas sin sangre, gestando sucesos que reafirman el ciclo de lo absurdo, delimitando la existencia en trozos que no encajan, propiciando enlaces de fuerzas no complementarias, instantes que se arrastran hacia una latitud invisible, llevando una vida que es mero cascarón…
Me estorba el silencio.
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a mi también me incomoda el mundo...
ResponderEliminarBueno Anuar, en alguna cosas coincido, también hay muchas cosas que me molestan del mundo y del país donde vivo. La vida sigue, trato de hacer una respiración profunda, pienso ...que no me afecte, y esbozo una sonrisa. No es tan fácil.
ResponderEliminarAdemás, todos pagamos un precio por vivir.
No hay nada más hermoso que VIVIR.
Cariñossssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
Anuar, cuando sientas esto, salí al campo en una mañana clara o en una noche de luna, mirá hacia arriba, alrededor tuyo y hacia abajo, todo eso es la maravilla de la naturaleza, no se necesitan palabras.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Cristina, aunque comprendo lo que dices, me hace pensar tu final:
ResponderEliminarsusurrando poemas sin sangre, gestando sucesos que reafirman el ciclo de lo absurdo, delimitando la existencia en trozos que no encajan, propiciando enlaces de fuerzas no complementarias, instantes que se arrastran hacia una latitud invisible, llevando una vida que es mero cascarón…
Creo que tus poemas sangran
Bso
y cuando se trata de amar, entre qué se debaten tu cabeza y tu lengua?
ResponderEliminarpor el silencio mejor ni pregunto
No todos los días, encajan el alma y el cuerpo.
ResponderEliminarPero todo pasa.
Un abrazo
El inconformismo con nosotros mismos es el comienzo a la no aceptación. Supongo que por ahí encontraremos el camino.
ResponderEliminarBiquiños muy grandes Anuar
Yo también detesto a las personas y sus charlas comunes y vúlgares.
ResponderEliminarUn beso o 2 !
Pd: el silencio a veces duele...
El silencio es un maestro perfecto del amor sublime, como de la indiferencia perfecta!
ResponderEliminarUn Besito Marino