domingo, 24 de mayo de 2015

Mundo Paralelo.





Soy un tipo absurdo. Repito los días sin tropiezo. Ducha, café, libro, bitácoras. Acudo cada mañana al mismo sitio: la cafetería de la esquina. Leo. Miro la autopista y los peatones. La zona antigua de la ciudad tiene un rostro colonial y gris que habla del implacable paso del tiempo. Otros comensales me observan. A pesar de llevar años aquí sentado aún no hago parte del decorado. Tristemente sobresalgo del panorama por tener un libro frente a mí. Mi rostro taciturno debe resultar incómodo, incluso amenazante. Al cruzar la mirada con alguien procuro que vea a un tipo normal. Así nadie se entera que vivo en un mundo paralelo hecho de palabras.