domingo, 28 de junio de 2015

Postal Absurda.




Miro el reloj de la oficina, lento, inoficioso. Estúpida invención. Me duele la garganta. Remodelan el área contable. Hay polvo. La pantalla del computador es la claraboya por donde me voy.
Quiero un loft campestre en la montaña que mira al mar.
Una ventana grande sería la otra salida para mis ojos. 
No sé cómo buscarme. La voz con que narro es frágil.
Soy un autómata dedicado a escribir lánguidas bitácoras. 
Me salva mi casa. Leo. Veo fotos. Oigo música. Tomo vino.
Mi mujer me acompaña con manjares y charla variada.
Mi labradora negra me mira y agacha las orejas.
Vamos de paseo al parque, ella es la guía.
No sé cómo romper el círculo en que deambulo.
¿Qué resorte jalar para ser por fin ese otro que anhelo?


domingo, 14 de junio de 2015

Rastros De La Noche




.. el viento la toca y empieza a hervir, es su culpa, ella lo ha invocado, se desnuda y se para bajo la lluvia, en el jardín, cuando está sola y apenas amanece, sube la cara al cielo, deja que le caiga el amanecer lleno de gotas, el agua baja por su cuerpo, eriza sus senos, moja su vientre, se enreda en su pubis, cae a sus pies, forma un charco que la absorbe, abre la boca, entra la humedad, se saborea, imagina muchas manos tocándola, recorriendo con lentitud su cuerpo mojado, presionando rincones, curvas, abultamientos. Suena el viento en sus oídos, la arrulla, sus ojos permanecen cerrados, su piel acalorada intenta evaporar la lluvia, la noche fue gruesa, recibió embestidas y caricias, mordiscos, y besos, manos fuertes amasando sus nalgas, a punto de desprender sus senos, sacudían sus caderas con la intención de desajustarlas, embestidas sin compasión, tirones despiadados, líquidos ardientes, sal, vinagre, licor nocturno, y ahora allí, lavada con lluvia y penumbra blanca, los pies en la yerba, las heridas del cuerpo gozado, la osadía, los límites cruzados, los moretones, la sonrisa que pide más desgarramiento, prolongación de la agonía que triunfa, la alegría por haber alcanzado el punto donde la piel es electricidad nerviosa, maremoto, seda viva, ninfa hecha mujer en la danza de los cuerpos, en los besos en el centro del fuego, en la lengua que entra, en el zarpazo anunciado que baja por la espalda y llega donde lo esperan nalgas, ano, vagina, todo recodo de lujuria, brutalidad, ternura post fucking, dilatado susurro de agradecimiento, promesa de retorno.



jueves, 4 de junio de 2015

Mangalú.





Esta casa me convierte en escritor. Es la penumbra, las horas quietas de la mañana, el murmullo de la emisora, la mascota en el sofá, el olor del café. Es el anuncio del día que nada promete o mi propia voz narrando la bitácora imaginada de mi vida.


La ecuación, la receta, involucra una porción de silencio. No sé cómo explicarlo. Muchos ruidos y sonidos suceden mientras estoy en estado de letras (mi renombrado Poetic Mode), y yo los escucho. Son un telón sonoro que acolchona la voz con que narro la sensación de ser un extranjero que ha descubierto ser huésped del mismo hábitat durante largo tiempo, entonces, mira cada objeto con un cariño nuevo y realiza cada movimiento como estrenándolo. 
Todo ocurre sin testigos y con lentitud. El tiempo dejó de ser la medida de la vida. Dentro de esta casa, en este cajón decorado de trópico, mi corazón ladra tranquilo.