jueves, 6 de agosto de 2015

Membresía.






Intento suponer lo que cada persona es cuando pasa frente a mí. Estoy apostado en la mesa de El Café de la Esquina. Miro sus ademanes al caminar, su pose al esperar la usencia de tráfico para cruzar la avenida. Les veo el presente y me invento el futuro. Creo que todos son los solitarios insalvables de esta época. Estoy seguro que el amor que se han procurado es más virtual que físico. Aman los mensajes dejados en sus aparatos de comunicación. En los encuentros táctiles hay torpeza y prisa, poca profundidad; y aun así, ahogo. Sé cuál mujer ha llorado más, cuál hombre ha maldecido con mayor virulencia. Supongo que todo este desajuste de la existencia ha sido el mismo desde siempre y que, quizás, sólo ahora mis ojos tienen la claridad para verlo. Me falta aceptar que también yo estoy en el grupo de los desahuciados.