viernes, 28 de diciembre de 2012

Maestros.

Punto de llegada


Miro a las personas con atención. Entro en ellas.
Lo primero es apropiarme del mapa trazado en su rostro
con tanta diligencia.
Allí está la procedencia de sus certezas
y el norte de sus inquietudes,
reporte de la evolución de sus imprecisiones.
A continuación estudio la mirada.
La combinación de brillos y sombras
habla de dolencias mal tratadas,
perspectivas levantadas sobre bases endebles,
rabias añejas prestas al ataque,
una melancolía espesa fruto de haber percibido
el caos del mundo,
de saberse impotentes ante la voracidad del tiempo
y la frialdad del desamor.
Sigo con la voz.
Tanto el color como la cadencia esconden ruegos,
amenazas, sentencias anticipadas, promesas de éter,
cantos maníacos a los placeres de la materia,
coqueteos al espíritu del equilibrio.
Y por supuesto, me fijo en las palabras, en su peso volátil,
en la pericia con que son combinadas para simular la sabiduría,
la soltura con que se abandonan a las sandeces,
la prontitud para explicar misterios impenetrables,
el descaro de anularse entre sí,
la invencible habilidad para crear paraísos a corto plazo.
Para concluir mi catálogo reviso el conjunto
de movimientos corporales y el vestuario.
Los ademanes en la charla, el ritmo de la caminata,
las poses al estacionarse y esperar,
los giros intempestivos o estudiados.
En fin, toda la puesta en escena,
con sus gestos de saltimbanquis, monjes, verdugos,
completa el fidedigno reflejo que mis prójimos
hacen de mi esencia mundana.




domingo, 23 de diciembre de 2012

Monje Mundano.



Costado Oeste


No puedo precisar si el estado de pensamiento alcanzado es el que buscaba. Es abrumadora esta tendencia a escudriñar en cada giro de la vida un sentido central, interno, que no se revela con nitidez y que, para ser percibido, requiere una agudeza intuitiva mejor afilada. Creo que mis talentos no alcanzan a entrar en la naturaleza de las cosas, lo que alcanzo a ver de su esencia es un lado del diseño. Termino entonces con una versión de lo que sucede, que además de incompleta es superficial. Quizás la realidad sea un evento subterráneo que sólo nos acaricia de soslayo y lo que se vive es un sueño inconcluso nunca entendido. El desquicio sufrido al descubrir que he estado inventando explicaciones nada acertadas sobre la vida, me deja menos apto para adaptarme al mundo. Con el fin de gastar mis días, deambulo la ciudad en un trance voluntario en el que medito sobre el tiempo y la nada para luego escribir estas postales.




jueves, 13 de diciembre de 2012

Stand-up Comedy.


Puedo decir entonces mi desvarío
ya sin vergüenza
quizás con un poco de fatiga
la jornada ha estado sobrecargada
los tragos de vino pesan
más allá del umbral de aguante
el agua fresca viene a equilibrar la pesadez
la música de la nostalgia
es siempre un buen trance
un pedazo de pan francés
atrapa toda la atención
masticar se vuelve una labor profesional
soy un buen poeta
levanto el escenario en tres pasos
no necesito ensayar los gestos
ni los ademanes
el parlamento fluye experimentado
igual, a nadie le importaría un traspiés
no hay audiencia
los aplausos tampoco son esperados
es fácil encontrar quien obsequie un halago
también las bofetadas llegan sin censura.
 
No releo mis versos
en eso consiste esta filosofía automática
en usar siempre la misma máscara
recitar los proverbios mezclados entre sandeces
ser súbdito de la lluvia
hacerle por fin un desaire a la noche
y confesar la adicción a la buena cocina
decirle a las mujeres que sólo las admiras
si tienen buenas nalgas
los ojos no pueden negar la lascivia
las manos son incontrolables
se adhieren a toda redondez sin tener licencia
me entristece que no se entienda esa adición.
 
Los bozales no debieron ser inventados
la boca debe ser libre
las riendas son otro asunto
ayudan a fijar la dirección
son solidarias con la meta
conocen los instintos
obedecen al hechizo
acompañan al desahuciado
tienen ritmo.
 
La media noche habla en murmullos
añora
recuerda a quienes esquivan mi desfachatez
y me lanzan improperios
disfrazados de camaradería
yo les respondo como un monje mundano
el silencio es en verdad un agujero blanco
todo lo absorbe
licua paisajes sueños agendas
y nada nos dice
no suelta pista alguna sobre el porvenir
es juvenil y prepotente
aficionado a los postres
gendarme de la playa y el verano
secuaz de la luz
promotor de felonías que enfurecen.

Alguien sirvió queso en cubitos
rociados de pimienta negra
yo prefiero el sabor de la sal
el milagro más palpable que existe
conjuro contra la insipidez
descuido de los dioses
lastre del paraíso
sabor a hembra.
 
Entonces es momento de invocar al amor
decir que sólo bajo su tutela
entiendo itinerarios y bitácoras
epístolas de dudosa reputación
sentencias irrevocables
insinuaciones vitalicias
perdones postergados
único fin que deseamos sea prematuro.


sábado, 8 de diciembre de 2012

Tribu.



Saltimbanquis de Macondo



Miro a mi alrededor. Irremediablemente sé que voy a quedar atrapado por las figuras que veo. Todo me resulta una escenografía levantada con la intención de estimular mi imaginación. Cada imagen me narra una historia completa. Varias historias se mezclan para completar una película mental. Me concentro en los rostros y algunos ademanes y giros corporales. Los rasgos y los gestos condensan la mayor cantidad de información. Las líneas de las bocas hablan de silencios espesos adoptados después de largas conversaciones sobre el rodar de la vida y los anhelos apabullados. Las miradas, aunque suelen intentar ser insondables, en la superficie muestran ansiedad de saber lo que la existencia depara y el por qué de los eventos sucedidos. Sólo observo a las personas que están solas y en silencio, entregadas a sus pensamientos y recuerdos. En esa labor individual del recuerdo cada cual se desconecta del espacio exterior y se adentra en sí mismo. Lo que dejan traslucir suele dar cuenta de su caminata interior.
Las poses de sus cuerpos varían desde cadencias sensuales, cómodo desmadejamiento, actitud de espera, derrota, inquietud, ganas de saltar sobre alguna presa o enemigo, anuncio de llanto por llegar, muerte en vida.
Miro a mi alrededor y veo mi existencia insípida reflejada en los que avanzan junto a mi rumbo hacia la nada.


domingo, 2 de diciembre de 2012

Reacción En Cadena.


Trampa Vital



Lo que nos mueve a buscar la realización de nuestras metas es una necesidad interior. Se podría pensar que en algún momento recibimos exigencias del exterior para realizar alguna tarea. Pero lo cierto es que si esa exigencia no se conecta con alguna necesidad interior tampoco producirá un efecto de acción.
Más allá de una condición mental que nos impulsa a realizar ciertos actos, es ante todo  una fuerte necesidad espiritual de realizar algún deseo lo que realmente nos pone a actuar.
El espíritu empieza a existir dotado con lo que su esencia será mientras dura. Su diseño es único e invariable, nace completo, no evoluciona. El espíritu es en sí mismo un eslabón evolucionado, resultado de una etapa anterior y germen de una próxima. Su estado presente, el que recibimos, ya está elaborado de la forma que le corresponde y no sufrirá ninguna transformación. Lo que sí es factible de ser mejorado es el intelecto que acompaña a ese espíritu. Se entrena la mente para que comande los actos, el espíritu simplemente expande sus talentos (o sus taras) al ser estimulado por las labores que la mente realiza.