miércoles, 28 de marzo de 2012

Monólogo de Laura Sanclemente.

Aquí estoy tirada otra vez, después del atropello nocturno, reiterada catástrofe, fiesta fracasada. Arrollo brutal en que fui una hoja de carne con sudor y sangre, sonrisa y llanto.
En medio del galope me aferré a un cuerpo para salir a flote (pero mi espalda había echado raíces en la cama) y ese caníbal, No-Príncipe, que encontré en la taberna se vistió y marchó.

Tampoco su rostro tenía el rostro del amor. En su voz no hallé la dulzura de aquel otro macho inaugural que si fue ensamble en mi agujero y ángel distraído o inquisidor errante.

¿Pero qué hice yo? Cuál fue mi traspiés que ahora no poseo más que este dolor, este gozo ausente tan buscado y no retenido, tan recuerdo puro y no trofeo? “Vengo de una noche en que me aterro de mí misma, de encontrar algo de lo que he anhelado siempre y sin embargo temerle.”
¿Hasta cuándo iré esclava de este ardor bajito, fuego inútil que no finalmente me calcina. ¿Hasta cuándo la mirada en blanco, los ojos deshabitados fijos en el encielado? Cuántos tumbos más por esta ensenada de manoseos y azufre?

Nada he logrado. Hace mucho lo sé y no puedo remediarlo, el vacío en la entraña es la esencia de mi estirpe, el legado actual. La piel no cumple las promesas de amor. El semen no lava las heridas
del corazón.

viernes, 23 de marzo de 2012

En Silencio.

.
Nunca olvides mi rostro
ni esta mirada que te busca con ansias.
Deja intacto mi poema en tu memoria
y el trazado de mis labios sobre tu cuerpo.

Que no se disipe el canto inaugural
y la música temple un lazo que nos una.

Yo guardaré la tibieza de tus manos,
la sangre que me obsequias,
tus ternuras de nube.

Aquí se queda la detonación de tu risa.

Tus ojos serán una lámpara en mi recuerdo
y tu vientre un refugio sin linderos.

Fundido en la lengua
tengo el sabor de tus besos
y dentro
tus olores de tormenta.

La nostalgia por tu abrazo
ha crecido en mí como un liquen.

Mas todo es terreno del anhelo,
del reino de la incertidumbre,
silenciosa labor de mi desquicio.

.

lunes, 19 de marzo de 2012

Yo.

.


Vuelvo sobre mí,
había salido a distraer el aturdimiento,
el transcurrir obnubilado
por días calurosos, condensados
o jornadas de bruma disuelta.
Me recojo como un gusano
o un bandoneón.
Vuelvo pulcro,
fabricado en cristal nuevo
pero no frágil ni quebradizo.
Más bien soy goma compacta, flexible,
engendro de gama alta
triunfante en el control de calidad.


.

jueves, 15 de marzo de 2012

Paraíso Intermitente.

.

Me duele la espalda bajita de tanto cargar a mis trillizos. Entre los tres ya intentaron su primer poema de letras chuecas y yo me sonrío entre orgulloso y aterrado. Y pues nos la pasamos muchos días jugando a hacer cancioncillas y dibujar monstruos en cartoncitos para jugar a las cartas, inventar palabrejas que rimen con nuestra risa y desconectados de la televisión mirar muchas revistas y sorprendernos con las fotos de la National Geografic sintiendo que un asado con un grupillo de amigos es la mejor diversión jamás inventada sin dejar de lado la magia de las piscinas, los jueguitos del parque, las escaleras eléctricas de Palmetto, los helados en vasito en el parque central de la gran metrópoli de Jamundí ( o Majundí, como lo pronuncia mi hija-princesa Luna), los bombones con corazón de chicle, los regaños de Jerónimo-Pecheche, las risotadas de Estebinshi-punto-com, la locha prolongada todo el día en la cama en piyama mientras afuera la lluvia nos arrullaba, y la grabadora susurraba esa música de la emisora de Carvajal que al monito le llama poco la atención porque allí no canta nadie, jugar en el tanque del lavadero con los barquitos y los dinosaurios y hacer dibujos quemando papel con lupa y sol ardiente, comer leche en polvo con azúcar con una cucharita en un vaso o leer la receta en el libro para cocinar el Guiso Guapireño, dejar que los niños jueguen a comer ají, sorprenderlos tomándose mi café negro y hacerles pucheros de ogro picarón, y ponerles apodos dejando que me los devuelvan ampliados y distorsionados, grabarles sus cantos airados, archivar sus mamarrachos con fecha exacta, permitirles que toquen cuanto perro chandoso ven en la calle y luego dejar que coman galleticas sin haberse lavado las manos, echarle la culpa a otro por un pedo tirado, gritar a todo pulmón en la ducha por el agua fría, llorar por repelones, comer bombón antes del desayuno, decir hola casita hola Mangalú cuando entramos a la sala, apagar todas las luces en la noche y movernos de cuarto en cuarto ayudados con la linterna, armar la carpa entre los guaduales de la zona verde del condominio y finalmente no dormir en ella, ir al río, ser fanáticos de las hormigas arrieras, perseguir lagartijas en algún mangón, cantar un millón de veces con mi guitarra Aurora Hola que tal, que gusto velte hoy, ven a cantal y ven a disflutal, andar descalzos un buen rato, mostrarle a los niños de la cuadra todos los dibujos que tenemos pegados en la pared, no saber como se juega a la lleva, montarse en la bicicleta de otro, hablar por teléfono con el padrino, dejar que busquen en mi cuerpo el punto donde siento cosquillas, dejar que crean que ellos fueron los que prepararon el desayuno porque hicieron una revoltura de huevos mal quebrados, limpiarles los mocos y el rabo, dejar que Monsieur Le Pastusiani (Jerónimo) me cepille los dientes antes de acostarnos, no hacer la tarea, prohibir tirarle piedras a los pajaritos, jugar con los jueguitos del celular de la prima Ene, maravillarse de que la abuelita se pueda quitar los dientes, enseñarme que aun sé muy poco sobre mis bestias arcáicas, mostrarme el camino hacia el perdón, hacia la no rabia, hacia la ternura..., esto es algo de lo me dejan las vacaciones de fin de año junto a mis hijos y mi hija.

.

jueves, 8 de marzo de 2012

Aire

.

Sólo por hablar se me ocurre tu nombre
y me sorprendo diciendo frases en voz alta
en medio del asombro
frente a una jauría sorda
Sólo por hablarte me imagino tu rostro
y es tu risa mi risa
y me oigo en tus latidos
Hay una puerta abierta
dentro queda tu mundo
el que ofreces en tu abrazo
y es de aire
pues existes a lo lejos.

.

viernes, 2 de marzo de 2012

Tal Vez Tus Ojos...

.

Cada palabra
podría dar cuenta de lo que nombra
—si supiéramos lo que La Palabra nombra—
pero no hay certeza de lo que existe
Vagas enumeraciones:
un pez rojo bajo el párpado de un ojo pirata
un garfio donde penden las curtidas vísceras
una estrella de ceniza y un aljibe de vidrio,
un tórax tatuado, un mapa, una puerta prohibida,
una fosa nasal taponada,
diez botellas de leche lila,
tres dinosaurios de hule acanalado.

Si supiéramos lo que existe
habría indicios para nombrar la nada
—si supiéramos lo que La Nada nombra—
el espejo que hizo del hombre una bestia dividida,
el puñal perdido en la extranjera carne,
una ruta, un eco, medio abismo,
este sereno policromado,
tal vez el silencio que se mete como ripio de vacío
entre las coyunturas del alma,
un gato que chilló en la madrugada,
un verso demacrado o un poema inútilmente reescrito…
tal vez tus manos tal vez tus ojos
—si supiera lo que Tus Ojos nombran—

.