¿Podrás encajar en mis rituales
de hombre que calla para escuchar
el zumbido de sus moralejas rancias?
Quizás necesito una hembra
que no se rompa en cada luna llena
que no haga poses de diva
ni me pregunte cuándo llega el amor
como si yo fuera el oráculo que guarda los
secretos
y desconoce mi esencia de carroñero,
uno que anheló poseer el don del canto
y ni siquiera puede lanzar un aullido
el que descubrió el matiz del engaño
y miró para otro lado.
Gasto las horas sin entender
en qué momento perdí la capacidad de odiar
y me convertí en este hazmerreír petrificado.