lunes, 23 de julio de 2012

Al Oriente



Camino por los barrios pobres del oriente de la ciudad y me siento agredido por la brutalidad del hombre. Las calles palpitan a filo de cuchillo o a estallido de pólvora. La gente habla cánticos que no permiten la armonía entre anhelos y realidad. Somos fieras a punto de saltar sobre cualquiera que se cruce. En las miradas vibra la impotencia y la sospecha. Hay polvo, ruido, calor, entes desahuciados, alimañas, cosas vivas.

Trepo en un bus hermético, de lámparas blancas y aire enfriado a máquina. Quedo aislado del paisaje pero siendo parte de la coreografía de la vida. Dejo que la ruta me saque del escenario, es mi forma de huir, de resistirme a pertenecer a un mundo pobre, sucio, fracturado.
Mi mente sigue cautiva de una villa antigua sobre una colina junto al mar en un país de cuatro estaciones y lengua extranjera.
Quiero una casa que mire al horizonte, olorosa a heliotropo y a cazuela.
Saco de mi morral un libro de historias épicas y de repente suena un estribillo de blues en mi cabeza. Soy un híbrido armado con retazos de épocas y latitudes diversas.
Sólo el recuerdo de mi mujer me convence de que vale la pena hacer la tarea, labrar la jornada, escribir el poema.


lunes, 16 de julio de 2012

Tan Solo Una Figura...



Si me vieras ahora, apostado junto a la ventana, en pose de hombre que calcula, agradecido por la lluvia que me pone en trance, mirando la noche mojada, quejumbrosa; quizás te burlarías con disimulo. Sabrías que no sufro mucho, que los miedos son pasajeros y los sinsabores de la vida se han vuelto un postre esporádico.

Reirías de mi puesta en escena. Un hombre mirando el invierno con un gesto insípido que no alcanza a ser bohemio. Quizás verías un cuadro que produce curiosidad y al instante se olvida. Postal para turistas en un museo de baja alcurnia.

Pues te digo que eso era lo buscado. Ser un elemento más de una composición plana aunque nítida. Soy un hombre de bordes visibles pero sin destellos. No sobresalgo, sólo soy un juguete del tiempo.

Sentirás el alivio de no haberme amado y haber tomado el camino que te alejo de mis ojos sin enigma, de mi silencio inútil.

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miércoles, 4 de julio de 2012

BRONX


Tengo la certeza de que dentro de algún tiempo voy a vivir en NY. Cuando pienso en el asunto me digo que un par de años bastarán para escribir una novela corta. Ya nadie quiere ir más allá de la página doscientos.
Esta fantasía me viene desde muy pequeño. Madre siempre quiso que yo me fuera a vivir al exterior, aunque sé que su interés era económico, en mi quedó el nombre de Estados Unidos como una instrucción esencial que marcaría muchos de mis actos venideros. No es gratuito que me haya dedicado aprender inglés hasta convertirme en un bilingüe aceptable. Pero es Nueva York la ciudad que se ha apoderado de mis ensoñaciones. He visto infinidad de películas donde la capital del mundo es la protagonista. He grabado imágenes de calles, edificaciones y gentes. Incluso he escrito un par de historias ambientadas en la Gran Manzana. También mi pasión por el blues es fuerte. Mi colección de Cds es gruesa.
Creo que lo que más me seduce es la luz que baña los paisajes de la ciudad. Los afiches de invierno dejan en mis ojos un letargo de niebla que aún no logro poner en palabras. Desde siempre, el sonido de la lluvia me habla de múltiple formas, básicamente en imágenes. La sensación sonora se aposenta en mi piel. Un frío liviano me traslada a espacios delirados. Dejo de ser yo para adoptar el oficio de un fotógrafo sin cámara. Percibo ángulos, extiendo perspectivas, visualizo tomas de instantes en los que me gustaría perpetuarme a mí mismo. No tanto como protagonista pero si como el espectador universal que todo lo registra.
Y pensar que Nueva York no sabe que yo existo.