martes, 27 de julio de 2010

Musgo.

Poeticuento.


Los obsequios de la vida no los puedo agarrar con la mano pero van conmigo dondequiera. Tengo una voz en mi cabeza que nunca para de hablar historias. Esa voz se encarga de hilar ideas, de abrir puertas, de descubrir rostros que son pinturas formando una galería de arte viva que actúa sainetes, divertimentos, pantomimas que son el andamiaje con que los humanos se construyen a sí mismos y yo elaboro soliloquios en mi cabeza. Un aletargamiento iluminado de amarillo ocre me mueve sin descanso y la cadencia en mi respirar desbarata el mecanismo del ahogo, quita a la taquicardia todo protagonismo. El agridulce de los suspiros se ha hecho un manjar fresco. Mis ojos ganaron la fuerza para ver figuras nítidas en el fondo de la penumbra, mis manos alcanzaron la pericia con que se labra el pan o se toca la guitarra. Gané una melancolía laboriosa que no para de descubrirle a los atardeceres manchones mentolados y se embriaga con el olor del monte y se nutre con la holgura que da aceptar que el camino en que se avanza es el justo, por entretenido, por templado. He recibido la pausa y la indiferencia. El horizonte que quedaba a dos calles se desplazó más allá de donde el mar culmina y hoy no planeo más que el paso que voy a dar a continuación. Mi equipaje se redujo a un cepillo de dientes y una cachucha para la lluvia. No le peleo al día sus afanes, ni le suplico a la noche su frescura. Recibo el ritmo con que los eventos giran a mi alrededor sin contagiarme de su vértigo ni desatenderlos del todo. Terminé por aceptar que las personas son los patrocinadores de mi rostro. Copio sus gestos para mimetizarme en la multitud, para ser uno más con ellos y uno menos en la historia. El tiempo sigue siendo el aliado que gasta lo inútil y reafirma lo que es, lo que a cada cosa le corresponde ser en este engranaje total, lo que perdurará. Sólo se pierde lo que nunca fue tuyo. Hay un vacío delimitado y una nada oficiosa que me sirven de hábitat. La soledad calza mis zapatos y se embadurna con mis delirios, me abraza como a un hijo. Mi sonsonete ha adquirido un estribillo pegajoso que se abre camino por entre los pregones rancios con que otros gastan su cordura. Ninguna voz me aturde aunque todas me hipnotizan. Vivo la soltura de no ser nadie sin sentirme atormentado ni orgulloso por eso. No me sorprendo de lo que voy aprendiendo ni lamento lo que el olvido ya difuminó. Voy liberando desahogos que se sostienen con poco combustible y dejan mi estampa tapizada de líquenes frescos. Soy un zombi vegetal. Las mañanas son un verdadero inicio sin premuras ni itinerarios. Me invito a saborear las horas con el ímpetu de quien improvisa su bailoteo. No sé a donde voy, mis pasos eligen su ruta. Renuncié a estar rumiando el bagazo del pasado, bebo en los manantiales del azar el elixir que la vida obsequia pues es el único maná que se recibirá. Voy sin miedo, sin esperanzas. No hay más nirvana que el día que nos gasta ni mayor paraíso que los adioses recibidos.

12 comentarios:

  1. Precioso y autentico relato...asi es la vida y desde que mi marido hace 2 años una neumonia me lo llevo ...veo la vida como vaya viniendo nadie de los altares me dara nada...yo estoy aprendiendo a vivir y a poder comer trabajando...no suelo leer los relatos tan largos y este me ha interesado tanto que ha sido un placer .
    un abrazo
    .Marina

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  2. Si no escribo, no existo. Así lo veo yo. Ah, y si no tropiezo con la misma piedra de siempre, tampoco. Es que le he cogido gustito a mi distorsionada perspectiva de todo lo que me rodea.

    Con lo que a ti respecta, veo que te tus "ojos miran pa' dentro". Te felicito, es bueno que los soliloquios nos lleven a saber lo que hacemos, quienes somos, hacia dónde nos gustaría ir...a algún lado o ninguna parte, que también sería un lado, pues ninguna parte es un sitio también (yo me ubico exactamente donde no estoy) ...igual que ausencia de respuesta es una respuesta, la que uno se invente sobre todo.

    Sigo encontrando interesante leerte.

    Un saludo,

    Andri

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  3. Aquí digo esto y no tiene que ser porque quepa...solo un desahogo...El egocentrismo del que esté hecha, es algo a lo que no voy a renunciar, mis defectos van conmigo, si es que ser egocéntrica lo es...que quién no lo es? ¿o es que como siempre vamos a seguir engañándonos? Dando una apariencia que no se siente, que no está, porque es mejor seguir engañándonos. Esto ya me hastía. Ser falsa conmigo misma, por eso no niego nada, sobre todo mis peores lados no me da la gana de ocultarlos. Quien quera que se espante, cada uno sabe el miedo, o no, que tiene...Cada uno sabe hasta dónde es estable, o no...Yo me estoy quedando en el mi remolino, en el que soy y no soy, en el que existo y no existo al mismo tiempo. Donde mis nadas lo son todo y mi todo es la existencia plena de la nada, por lo que entonces sería algo en sí misma...ese ser o no ser particularmente mío, donde me hallo donde no me encuentro.

    Un otro saludo,

    Yo

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  4. Perdona mis faltas y perdona si farfullo, suele pasarme. Es otro defecto que me encanta, porque soy consciente, pero no puedo hacer nada a causa de ir siempre con el frenetismo metido en lo huesos.

    Yo

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  5. Gracias por enseñarme algo nuevo, no lo conocía. Puede que me baje el libro Y le eche una leída, quién sabe!!

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  6. carlos de la parra dijo...


    Bien maestro,éstas letras muestran la sabiduría del que avanza quedándose quieto,la vida todo lo dá y lo quita,y debemos oficiar nuestra existencia con lo que hay.
    La mente se fortalece en los silencios,cuando cesamos de hablar,al igual que el cuerpo se fortalece con los ayunos.En el agua más quieta se contempla con más claridad el fondo del estanque.

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  7. Vivo la soltura de no ser nadie sin sentirme atormentado ni orgulloso por eso. No me sorprendo de lo que voy aprendiendo ni lamento lo que el olvido ya difuminó. Voy liberando desahogos que se sostienen con poco combustible y dejan mi estampa tapizada de líquenes frescos.
    Soy un zombi vegetal.
    Las mañanas son un verdadero inicio sin premuras ni itinerarios. Me invito a saborear las horas con el ímpetu de quien improvisa su bailoteo. No sé a donde voy, mis pasos eligen su ruta. Renuncié a estar rumiando el bagazo del pasado, bebo en los manantiales del azar el elixir que la vida obsequia pues es el único maná que se recibirá. Voy sin miedo, sin esperanzas.
    No hay más nirvana que el día que nos gasta ni mayor paraíso que los adioses recibidos.

    me gusto mucho esta parte

    saludos para ti♥

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  8. Pues, Anuar, no creo que avanzaré si lo que dice ese maestro es al cien por cien. Detesto los porcentajes que parecen absolutos...No puedo experimentar silencio, en mi cabeza, como a ti, las voces no cesan...y yo les hago caso cuando escribo, lo que las estimula a seguir hablando...y puede que yo no tenga ganas de ver las cosas diáfanas...mientras más oscuro, al aparecer la luz, se distingue más...la luz completa no puede existir, eso cegaría...y el universo está hecho como tiene que estar hecho, dualmente hecho, perfecto como está.

    Hasta lueguito!!!

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  9. Completamente de acuerdo contigo, con relación al comentario que acabas de dejar en mi blog.

    Hey, estamos chateando!
    Emocionante!!!!, pero ya me marcho.

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  10. ME HE BAJADO EL LIBRO, ASÍ QUE LO VOY A LEER

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  11. Comparto con Marina lo de los relatos largos, busco poesia oomo gusto personal; pero tu escrito está tan bien elaborado, que es un placer sumergirse en su vorágine de palabras y elementos anexos.
    Un abrazo.

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  12. ¿De verdad "Musgo" les parece un texto largo?
    Sólo colma un hoja tamaño carta.

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