jueves, 13 de enero de 2011

Poeticuento : En La Vía.

He terminado por aprender a no pensar en nada. Me paso horas sin pensar. Pero no es que mi mente se quede en blanco. Y tampoco está atiborrada de elementos. Más bien funciona como una banda transportadora de imágenes. Esto no se debe a una habilidad innata, es un recurso aprendido de viajar un par de horas diarias de ida y vuelta al trabajo. Miro de frente hacia donde avanza el vehículo. Veo la carretera pasar por debajo de mí. Árboles y postes, montañas y nubes me bordean lateralmente. Repito, mi mente no piensa, quizás registra perspectivas, movimientos. Las imágenes de los recuerdos que se activan, se adhieren a lo que veo sin ejecutar ninguna labor. Pasan por mí sin hacer ningún trazo, siguen de largo, no aportan sabor ni sonido, pasan nada más, mezclándose con lo que veo. Son luz, penumbra, color, matiz, textura, planos en movimiento…
Vivo en ese letargo, aposentado sobre un eje sin destino, sin ilusiones.
Pensar en nada es un estado cómodo que avanza con impulso propio consumiendo horas sin producir ideas, sin levantar puentes entre una vivencia y la siguiente. No hay eslabones en una banda sinfín.
El motor que sostiene el giro es autosuficiente y mantiene una velocidad promedio constante que jamás produce vértigo ni adormecimientos ni sobresaltos.
Soy un zombie vegetal hibernando con los ojos abiertos, inmerso en una jerigonza insípida y arrítmica que se nutre de lo que el paso del tiempo añeja o reverdece, pudre o seca.
Dejo que la vida siga puliendo su deterioro y acepto que esa es la empresa de toda existencia: Gastarse.
Lo que se reproduce tiene una naturaleza confundida que apunta a ser eterna avanzando a través de mutaciones que abandonan unos rasgos y engendran otros. Esa podría ser la definición de Perfección: un movimiento aletargado, circular, en el que cada ente reemplaza algunos elementos que lo constituyen (y juzga defectuosos) en un relevo sistemático, auto regulado por una consciencia de energía que busca purificarse antes de ser absorbida por La Nada.

Ya puedo atreverme a decir que he triunfado, que he alcanzado el estado excelso que correspondía a mi existencia. Cumplo mi tarea. Gasto mi vida sin pensar en nada.


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13 comentarios:

  1. Aparentemente, pero no es tal cosa. Piensas, aunque no lo admitas. Pero bueno, te diré que sin los extremos no existirían las escalas de grises, es decir: Vida o muerte, dos opuestos contundentes como el blanco y el negro. Zombie, porque un zombie vive muerto, es la escala de grises que juega entre los extremos como un péndulo.
    La sensación de haber triunfado, puede que sea, la verdad de no pensar, puede que sea, pero, a mi modo de ver las cosas, siempre hay un margen de error en todo que quita seguridades.
    Tal vez decimos lo mismo de diferente manera, y un halo insistente de contraposición, no permite que veamos que en realidad concordamos, que la idea de no producir idea alguna, la compartimos, por supuesto bajo nuestro individual prisma. Tal vez no sólo tú tengas esta sensación de estarte gastando.

    Anuar, cómo me haces pensar, chico. Tus palabras tienen esta particularidad en mí. No son las únicas, pero las tuyas con mucha fuerza.

    Un abrazo,

    Yo

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  2. Ese estado de abandono, de laxitud, de calma que no espera tormenta, parece un oasis pero poco a poco se convierte en una pesadilla, tan despacio que parece que no sentimos miedo, tan liviano es su amarre que no marca la piel, pero antes o después o se acaba o te acaba.

    Un saludo

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  3. Debe ser un arte eso de vivir sin vivir. Vivir duele, lo sé hoy mejor que antes. Hay quien dice que ese es el mero propósito de la vida. Yo no estoy de acuerdo. Yo vivo para ver los tonos amarillos del cielo por las tardes, las nubes rosas, rojas, moradas, los trazos que las ramas de los árboles sin hojas en estos tiempos fríos, dibujan en el cielo con una precisión tan aleatoria, tan azarosa que a veces me fascina tanto como otras veces me aterra. Las casas de colores con gente adentro, gente que le da vida a esa casa inerte, pedazo de concreto. Yo viajo para ver cielos nuevos e inexplorados, viajo para encontrarle un sentido a esta vida que no nos hace firmar contrato de arrendamiento. Yo viajo para recordarme que hay un mundo fuera de mi ventana, y aún ahora, después de años de recorrer el mismo camino que tomo para ir al mismo lugar de todos los días, todavía a veces me sorprendo encontrando detalles que nunca antes había visto en la misma calle de siempre.

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  4. Me muerdo los pies, Anuar, como una pescadilla que se muerde la cola, que se dice y se contradice. Jajaja. Normal para un cerebro que no descansa ni acostada. Sabes? Es madrugada tuve un sueño maldito, soñé que todo el tiempo maldecía y me maldecían. Me desperté con la sensación de estar sorda. He pensado en un cuento en que pondré como protagonista a una mona y no reflejará el sueño, pero el cuento lo tengo intacto en la cabeza...ya te darás cuanta cuando lo publique.

    Un abrazo,

    Yo

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  5. cualquiera diría que no piensas en nada... más bien que el pensamiento te atraviesa

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  6. Pues mi lindo príncipe, no se cómo le haces, para no pensar y poner a pensar a tus fans lectores como yo!

    Un Besito marino

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  7. Cuando no se piensa se observa.

    Un saludo,

    Ángel

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  8. Hola Anuar, cada día escribes mejor. Mira estoy con tantos problemas que necesitaría hacer tu ejercicio, dejar mi mente en blanco, no pensar por un momento. Hay momento en el día que uno medita, trata de estar con uno. A veces estar sin nadie, hasta consigo mismo, ayuda. No es evadirse, simplemente, como tú dices, ayuda a no pensar.
    Gracias por tu reflexión, te mando muchos cariños.

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  9. quizá solamente cuando no se piensa se vive. pensar es otra cárcel. un gran abrazo y feliz 2011.

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  10. un placer,hallarte en arte comunicarte...un placer leerte!
    un placer!!!!
    un abrazo
    beso
    lidia-la escriba


    hace mucho que no pasas por mi blog!

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  11. Sabes, cuando el tedio y la rutina me asfixian, tomo el auto, bajo las ventanillas, la música en mi reproductora a alto volumen y cada vez más mi pie aprieta más y más el acelerador, quizás sea la adrenalina que me dice que estoy viva y que aún tengo mucho por hacer, que seguirle el juego al vacío que nos rodea es dejar de vivir, que los que no piensan son autómatas programados de una sociedad esquematizada y no acepto teorías de involución...
    Ufffffffff, leerte me eriza hasta la médula y casi grito AUXILIO.

    Mis saludos y un mejor 2011, Anuar

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  12. Vivir en un letargo, sin ilusiones, no es vivir...
    Eso, Anuar, es vegetar...

    Tienes que VIVIR.

    Un fuerte abrazo.

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  13. Suerte que el "zombie vegetal" (que, por cierto, todos somos a momentos) lo dejas aparcado con el auto y nos regalas textos como los tuyos.

    Un abrazo

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