lunes, 9 de mayo de 2011

Náufrago En La Ciudad 5.

He aprendido a detectar datos de la personalidad de las mujeres al detallar los rasgos de sus rostros. Cuando viajo en bus o deambulo por los centros comerciales, como un plebeyo insípido que no puede con el peso de su confusión, me dedico a observarlas. Camuflado como cualquier usuario de la vida, el tiempo y los espacios, que funciona como un comodín que nada quita ni aporta al paisaje cotidiano, tomo apuntes mentales de la jauría femenina que pasa cerca a mi.

Me basta con captar los ángulos de sus cejas, la curvatura de la boca, la dirección del mentón y el ahínco de la nariz. En esas líneas tengo la certeza de detectar impulsos agresivos, desleimientos de ternura, templanza cuajada, placidez original, vanidad cáscara, altivez ancestral, lujuria genética, indiferencia simulada, impasibilidad desolada…

Las líneas del rostro me dicen casi todo. El resto es completado por el brillo de los ojos. Una leve mirada, ya sea frontal o de soslayo, redondean el informe dado por el relieve de la cara. En ese reflejo de luz y sombra que proyecta lo guardado adentro entiendo la fatiga de los días acumulados, el rastro agridulce de amores idos, el norte almibarado que esperan alcanzar, el temor a las palabras filosas, el anhelo por vivir aventuras en varias latitudes, la urgencia o parsimonia de la piel, el gusto por un abrazo tibio no erotizado, el desconocimiento de su propia esencia, la magnitud de su vacío, cierto temple invisible que no se rompe, la magia con que alcanzan algunos imposibles, una astucia que puede perderlas si se desbanda, la terquedad en repetir errores, la tradición de comunicarse con atajos, bifurcaciones, subterráneos; las esperanzas confusas que sólo tienen un único itinerario, el desconsuelo rabioso, el silencio estéril, la evolución mal escalonada, las crípticas explicaciones de sus tropiezos, su intuición desatinada sobre la naturaleza de los machos, la fuerza para partir sin titubeos, su incomprendida forma de amar, su presencia pasajera en mi vida...


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10 comentarios:

  1. Te decía que si te paseas por mi playa, y contemplas el horizonte en el mar yo también te diría algo de tu personalidad y hasta un piropo te diría!

    Un Besito Marino

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  2. Te digo Anuar que esa práctica también la ejerzo desde siempre. Hay tanto para aprender de la gente. Así como nosotros miramos a los otros, seguro que entre los otros hay uno que nos está mirando, nos está estudiando.
    A veces me preguntan, qué me pasa, qué miro, simplemente observo y analizo para poder enterme un poco más.
    Besossssssssssssssssssssssssssssssssss

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  3. Anuar, mi cara ya no es la de la juventud pasada, pero en mi presente aspiro a que veas reflejada mi paz, así les mato el punto a todas esas otra mujeres que ves por ahí, ja ja ja

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  4. demasiado gusto me he dado en aprender a llorar, invoco abrazos a cada instante, abrazos mágicos, de esos que cuando lo das...lo recibes

    Llego a tu blog, volando así como llegaste al mío, he quedado maravillada....gracias por tus palabras...

    un beso

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  5. Amigo,

    Con tu pupila certera describes lo cotidiano en una danza de metáforas y antítesis que agrada a quienes, por alguna razón, miramos y callamos.

    Gracias por el espacio creativo.

    Tu amigo.

    Arturo R

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  6. En fin...que somos un libro abierto para ti.
    Lo cierto es que creo que tienes razón,pero no solo respecto a las mujeres,sino que también creo,puede aplicarse al género masculino.
    Es un placer observar,intuir e incluso creer que se tiene la certeza de saber cómo es una persona tan solo mirándola,¿verdad?
    Un beso.

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  7. precioso........ y que dices de mi rostro??? ... egoista, falsona, golfa , o dulce .... jejej ... a ver quiero saber tu opinion.....

    que me lo dirias o no tu blog me gusta y felicidades por tus trabajos... un abrazo fuerte fuerte... hasta pronto...

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  8. Imaginar las historias de quien nos cruzamos es mucho más interesante que sentarse en el cine.

    Me gusta tu forma de adjetivar.

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  9. Hummm peligroso que eres... y me pregunto..¿qué ves en mi rostro?
    Biquiños

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