Serie: "En La Mesa De Al Lado".
Estas dos mujeres visten
el uniforme de las aseadoras del Banco.
Vienen de los barrios del fondo,
los que muerden el horizonte,
donde la inundación
vuelve el paisaje una sopa de inmundicia.
Son cuarentonas,
siamesas de un destino de piezas incompletas.
Una trae un plato con arepas,
la otra pocillos de café.
Ríen.
Conversan en decibeles mayores asuntos del hogar
y en susurros polvorosos chismes de la oficina.
Maquillaje espeso, de colorinches.
Moña alta tinturada. Perfume clonado.
Manos gruesas, venas henchidas, uñas decoradas.
De baja estatura, abdomen procreado,
caderas salvajes, senos generosos.
Tienen esta alegría en sus ojos
que triunfa sobre el rictus sufrido de sus labios.
(¿Qué tipo de hombres habrá en sus vidas?)
No hay en ellas semblante de derrota.
Miran el reloj y parten.
Se reducen al alejarse,
se agigantan en mi recuerdo.
.
Envidio la simpleza de sus vidas. Entran, cuchichean, salen. Siempre sonrientes. Sin mayor necesidad más que una sonrisa siempre dispuesta.
ResponderEliminarEs como detenernos a verlas pasar a través de tus ojos, casi escuchamos sus risas.
ResponderEliminarMe gusta esta serie que has empezado de "en la mesa de al lado" Describes como nadie lo esencial, lo que no capta la vista... Puedo verlas. Creo que las conozco.
ResponderEliminarMe gusta.
Un beso Anuar.
Sí, unas descripciones magníficas. Hoy siento...curiosidad.
ResponderEliminar¡¡¿Qué decir?!!
ResponderEliminarSe pueden sentir sus risas y escuchar sus cuchicheos, aparte de oler el perfume clonado. Escena simplemente gráfica. Las imágenes parece que se palpan.
:)
Uy, creo que no se sienten las risas, pero bueno, que se pueden escuchar igual que los cuchicheos...
ResponderEliminarBesos!
"alegría en sus ojos que triunfa sobre el rictus sufrido de sus labios"
ResponderEliminarMe parece sublime esta descripción de algo que observado tantas veces cuando se superan los 40.
A sus maridos les imagino con una gran tripa cervecera, viendo el futbol con sus amigos y piropeando con verbo fácil a las veinteañeras. Hombres que no se complican la vida.
A pesar de hacer un trabajo de servicio, no tienen resentimiento por eso, se les nota en todo lo que describiste, aceptan su lugar con alegría y tienen tiempo para divertirse. Imagino a maridos contentos con estas mujeres que valoran la vida.
ResponderEliminarDescripciones magníficas, puedo verlas. Me encanta esta serie.
ResponderEliminarSaludos.
He podido verlas y casi sentirlas... creo que las encuentro a menudo, casi todos los días y en muchos lugares distintos....
ResponderEliminarUN abrazo, josef.
preciioso, conciso y voluptuosa descripción la tuya, siempr eun placer leerte...
ResponderEliminarQué buenas descripciones. ¡Excelente! Gracias por publicar. Besossssssssssssssssssssss
ResponderEliminarCuántas mujeres de tu barrio vi en el mío, acá en el sur del continente. Las manos..., tal cual. Rostros que muestran vidas duras y también todo lo que escribís, la alegría que triunfa al sufrimiento. Emociona el cuerpo de un pueblo. Gracias
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