La
ciudad amaneció más amenazante de lo usual. Está más vacía, hay más silencio.
La gente en la calle no avanza, está detenida. No va a ningún sitio, tampoco
espera. Una neblina inusual para esta época los difumina, los hace flotar como
fantasmas.
El frío
impone su yugo invisible, confirma que estamos indefensos. Un leve pánico
imperceptible nos conecta. Un rugido sordo habla a lo lejos y su eco nos cobija
con una honda magnética.
Desde el
bus rumbo al trabajo, veo la ciudad como una nave en la que viajo hacia lo
desconocido. Entonces recuerdo que el planeta, y todo lo que existe, flota en
la oscuridad gaseosa del universo, en la nada.
Precioso relato, muy bonito, Besos, la foto es un Sol.
ResponderEliminarEnhorabuena.
La mirada de un hombre que aprovecha el viaje, un abrazo Anuar
ResponderEliminarLa ciudad nos esconde, con o sin niebla, con o sin gente.
ResponderEliminarMi lugar favorito
ResponderEliminarAndri
Siempre eres bienvenida, Querida Andri.
EliminarLástima que yo no pueda visitar tu gran blog.
Qué lindas palabras! Muchas gracias.
EliminarUn abrazo con gran cariño.
Andri Alba
Sí, es así, besos.
ResponderEliminarTu mirada no descansa, aprecia mientras viajas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Anuar, un poema hermoso; hay instantes en los que sentimos que flotamos en la nada.
ResponderEliminarBesos.
Hermoso relato. Anuar somos animales de ciudad, ojalá pudiéramos dejarla y vivir en la libertad de los campos. Qué distinto sería todo, cuánto nos acercaríamos a los hombres. Cariños.
ResponderEliminarme pregunto con mucha curiosidad cómo serían tus descripciones matutinas, vespertinas, lluviosas, acaloradas si vivieras aquí, donde yo habito.
ResponderEliminarRecuerda que yo viví cinco años junto al mar. Voy a buscar mis descripciones de esa época para compartirlas contigo.
EliminarGracias por tu visita y tus bellas palabras, eres un sol. Beso.
ResponderEliminarSomos eso, nada. Pero una nada que disfruta con lo que escribes.
ResponderEliminarCuando filosofamos mucho... la Nada nos envuelve…
ResponderEliminarSomos un constante monólogo y aprovechamos la soledad para contemplar y extasiarnos, aunque terminemos en la Nada. Estoy de acuerdo.
Un abrazo.