domingo, 11 de mayo de 2014

Soliloquio 24.




Lo que voy recibiendo a diario es parte del entrenamiento que la vida me da para hacer de mí un escribano de oficio. Podría decir que soy yo quien se pone en las coordenadas exactas para recibir las descargas de pasión que me llegan. Paso de la culpa y la desolación al cinismo y la indiferencia. Seguro todos los desahuciados somos similares y tenemos esos matices en proporciones diferentes. Esto constituye la versión con que me desenvuelvo día a día. Lo que recibo de las personas y el mundo es el alimento que después de ser procesado en mi cabeza arroja el bagazo con que me pongo en escena. No realizo una actuación premeditada, ese soy realmente yo. Yo soy ese que extiende ramas en todas las direcciones buscando alguien para que venga a hacer nido dentro de mí. No quiero ser coleccionista de amores furtivos. Busco con desesperación. No sé cuando hacerme a un lado. La desolación me guía, la melancolía me lleva por senderos que no van a ningún lado, ando en círculos, cuesta bajo, rodando un poco, trastabillando otro tanto, con muchos ruegos en la boca pero mucho temor frenándolos con la mordaza de la cobardía.
Tengo demasiada teoría en la cabeza. Allí soy un héroe de amor, un hombre que empeña su palabra y jamás la rompe. Mis actos quieren apuntar a cumplir esta promesa, este mandato que yo mismo me he dado, Amar es dar por siempre, sin límites ni cansancio.

Pero me encuentro solo. No hay quien quiera hacer eco a ese comando, les suena hueco, me ven hueco, desesperado, tieso. Mi cabeza anda a tanta velocidad que mis gestos se mueven vertiginosamente. Soy un loco, atemorizo a todos. Soy una estatua de arcilla porosa que muchos quisieran desmoronar. Mi arrogancia les lastima y me lanzan escupitajos. Entonces levanto la mano y muestro un poema. Recibo miradas de diversas facturas. Hay solidaridad y pausa, se ven brillos curiosos, soy coleccionable, causo hilaridad, desconcierto, lástima. Pero ninguno me admite contradicciones. Saben que al darle la vuelta a cualquiera de mis destellos queda al descubierto mi brutalidad, mi simpleza.
Yo trato de mantenerme erguido, miro al frente, esquivo abismos. Sé que toda construcción fina en últimas nos deja solos, su opuesto -el desatino- causa igual efecto.

Y así voy.


Como resumen de esta barbarie de ideas, de este lamento mal adjetivado, me queda una fatiga espesa que no me deja respirar bien, no duermo en calma, deambulo por mis días como un poseso, y sin embargo río (¿Cómo se verá esa mueca desde afuera?), abrazo, prometo y cumplo, voy, pago mis deudas, acudo, tiendo la mano, reciclo sueños, sé cuál libro es bueno, beso el vacío, amo mi sombra, extraño el llanto.


2005.


9 comentarios:

  1. Hola Anuar, no importa el tiempo de este escrito tuyo, hoy o mañana tendrá la misma vigencia porque sos solo uno, el de ayer y siempre, un gran poeta! Un abrazo

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  2. Un hombre, que es un amor de hombre, que es un excelente escribano, que ama tanto a la vida y a la gente (especialmente a las mujeres), nunca está solo. Excelente escrito, llevas a meterte en él y a fantasear un poco. Cariños.

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  3. Da gusto perderse en el laberinto de tus palabras. Saludos.

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  4. Hay un ser en ti que debes despertar. Quiero que ese ser despierte y se entregue. Abre tu mente, abre todos tus espacios a otras dimensiones, abre tu mundo. Entrégate, entrégate. Despierta gigante. Sabes que está en ti.

    Andri

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  5. Este lugar es mío como el de Hiedra, mientras ella me quiera recibir, claro está. Y yo no dudo en apropiarme, porque estoy dentro. Y palpito mientras haya vida en mí. Por eso me permito decir las cosas que digo.

    Te abrazo y beso, Anuar.


    Andri

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    1. Sabes que siempre eres bienvenida.

      Querida Andri, tú sabes que yo escribo bastante. No publico todo en el blog pues mis textos son largos y en este medio pocos lee más allá de dos párrafos. Además prefiero guardar material para futuras publicaciones en papel.

      Te abrazo siempre.

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  6. ¡Y qué soliloquio! Andamos en sueños y en el suelo, caemos y nos incorporamos. Deambulando entre sombras y destellos engañosos de un sol que no temina de calentar a la temperatura de la placidez deseada ¿Tan solo escribano o escritor escribiendo la desnudez que busca una suerte de piel con la que vestir su interior?
    ¡Cuánto me gusta cómo hablas!
    Abrazo siempre.

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    1. Mi querida Mafalda,

      que agradable sorpresa recibir de nuevo tu visita y tus palabras tan exactas y halagüeñas.

      Un fuerte abrazo para ti.

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  7. No sé si estas palabras son del año 2005 o bien solo es un dato insignificante, pero es agradable leer por un lado la libertad de escribir lo que uno sueña y siente con el compromiso de aclarar un poco nuestro interior.

    un abrazo

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