jueves, 2 de diciembre de 2010

Hábitat.

Foto de Cali tomada por Anuar Bolaños.


Mi mente es encandilada por el gris fluorescente del cielo. El clima es frío, voy llegando a la cresta de la montaña. La tarde dice que ya acabó su jornada. Miro a través de la ventana del bus y el perfil de la cordillera es morado. Llovizna un poco. Aprieto los puños dentro de la chaqueta, me humedezco los labios con la lengua, el aire me ha resecado la nariz por dentro. Mi rostro se desvanece en el cristal, veo media sonrisa y mechones de pelo sobre las cejas. De nada sirve la nostalgia.

La ciudad me acoge en su perspectiva. La brisa hace ondular la rigidez del cemento. ¿Qué se activa en mi sangre con el arribo de la noche? Cuánto del pasado está destinado a formar mi voz? La mirada se queda estacionada en la arquitectura de mi búsqueda. Soy tan endeble en mi conocimiento. Avanzo subyugado por esta inconclusa faena de vivir.

Este barrio es mi piel. Llueve. La llovizna picotea los adoquines del patio. Me susurra acertijos. Los transeúntes son ramificaciones de mi calavera. En su trasegar se llevan trozos de mis ojos. Ah que hermosa algarabía de laberintos. ¿Dónde el dominio de la forma? Dentro tengo una música disonante, los metales de mi crucifijo, el anjeo que no permite a mis entrañas desparramarse, un silencio que templa pancartas, el llanto que desteje mi voz. Si supiera como escribiría un tango.

El destino acaba de dar una vuelta más a la tuerca con que aprieta mis días, me acorrala con su tridente rabioso. Me he visto empujado a tornar sobre mis pasos, estoy de regreso al polvo de donde salí. Vuelvo a habitar entre alimañas y ruido, vuelvo a cruzar los antiguos callejones oscuros y malolientes. A mi espalda le han crecido ojos para cuidarse del peligro que la acecha. La noche se ha convertido en la Diosa del Pánico. Todo sucumbió. A mi ángel de la guarda lo alcanzó una flecha envenenada. ¿Qué ruta me lleva a casa? Me consuelo diciendo que no importa, ya el verano secará las llagas de mi lengua, el viento se llevará las cenizas de mis ojos.

Ha ocurrido tan despacio que no me he percatado de que ya estoy muerto.

8 comentarios:

  1. Belleza de descripción has hecho de tu hábitat y de tus sentimientos. La foto se ve espectacular, ese arco iris sobre la ciudad lo hace todo tan lindo. Me gusta lo que dices que si supieras cómo, escribirías un tango. No te parece que con tus sentimientos (vale la redundancia) y con tu destreza literaria, no lo harías, te apruebo, hazlo, dale anímate hombre. Busca quien le ponga la música a tu poesía y listo.
    Gracias por publicar y darnos a conocer a tu rincón en el mundo.
    Besosssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

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  2. Norma, puedes ver las canciones que compongo e interpreto en YouTube. Tan sólo escribe mi nombre y aparecerán.

    Gracias por tu cercanía.

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  3. Sobrecogedor,ese paseo por la ciudad ,esas metaforas que hielan,esas analogias plasticas,ese miedo que reconocemos todos,ese no ser y ser.
    Un abrazo

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  4. Cuando iba por el 3 ya bailábamos ese tango que no cesa de no escribirse...
    Llueve por acá también.
    Llueves hoy.

    dos besos

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  5. Que bien escribes meniño.
    Una se pierde con tus letras, embaucas.
    Bicos de una admiradora.

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  6. uf, que gran escritor!! un gusto visitarlo...

    saludos

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  7. Parece que vives en una página de amor sin limites, con paisaje de esperanza, te mando el mar para que refresque tu habitad!

    Un Besito Marino

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