miércoles, 26 de octubre de 2011

En La Mesa De Al Lado 2A

Tramo Inicial.


Veo una mujer de caderas anchas.
Tez blanca.
Su blusa corta me permite ver
la piel de su cintura.
Está de espalda a mí. Muy cerca.
Espera al mesero.
Veo su piel forrada de vello diminuto,
y una ebullición espontánea
me saca del aletargamiento matutino.
No tiene maquillaje.
Su rostro está pálido, como mal dormida.
El cabello negro, liso, brillante, grueso, está seco.
Rasgos finos,
de india mezclada y vuelta a mezclar.
Luce cansada, nostálgica, casi dolorida.
Gira un poco su cuerpo
y alcanzo a ver los huesos de su cadera.
Sobresalen, brillan con la luz que llega.
Paga la cuenta. Camina, se aleja.
El ritmo de sus nalgas se lleva mis ojos.

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10 comentarios:

  1. No es deseo. Tal vez admiración...

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  2. Estoy con Ada.

    Besos!

    Andri

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  3. Una mirada, un recorrido, una historia, mil historias. Está muy buena la serie.

    Saludos.

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  4. Divorciada, con cuatro hijos, se toma un refresco sentada a la mesa de una terraza, en un viejo bar.
    Será su único momento de reposo en el día, su exclusivo capricho.
    Regresa a casa tras una dura jornada de trabajo...

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  5. Una dama de espalda a ud, que se dejó admirar prestándole la piel por un ratito.
    Un hombre que vio más adentro de esa piel.
    La cadencia fue la excusa del instinto masculino que protege.
    http://enfugayremolino.blogspot.com

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  6. Brevísima historia enriquecida por los comentarios. Felicitaciones. Te sigo. Cariños.

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  7. Esas mujeres de caderas anchas te pierden, Anuar!

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  8. y al ritmo de las percusiones ella se pierde, al vaivén de un sonido que quizás no vuelva a escuchar...

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  9. Anuar, te pido permiso para mandarle un abrazo grande a Eduardo, que hizo un último post, hermosísimo, despidiéndose de todos nosotros, pero sin la posibilidad de que le respondamos. Por eso quiero hacerlo por tu intermedio, porque por acá lo conocí y sé que te seguirá visitando.

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  10. Con gusto, Cristina. Mi casa es su casa.

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