domingo, 19 de enero de 2014

Reporte Matutino (última parte)




El camino que hay que recorrer debe ser otro. Igual todo puede ser calificado de ridículo si no se le otorga el interés que lo eleve a un estado de valoración significativo. Me siento hablando como un libro de autoayuda. Y eso que ya tengo claro hace bastante tiempo que con la existencia nada ni nadie nos pueden ayudar. Existir es una tarea tan solitaria como infructuosa. De verdad de nada sirven los grandes triunfos. Toda gran vida siempre termina en la muerte, toda gran obra siempre es devorada por el tiempo, o el olvido. Aunque no creo que vivir sea absurdo, estoy convencido de que la vida sí está llena de absurdos. Uno de los más grandes es el amor, aquella inspiración que parece haber sido creada para construir la dicha pero que en realidad funciona como una fuerza devastadora que te muele por dentro y te deja con la certeza de que eres una masa deforme de poco valor. Todo enamorado es ridículo y se ve ridículo, fracasado. No hay mayor certeza de individualidad que cuando se ama. Allí estás solo. No existe la completud. Contra el vacío interior nada puede. Y aunque casi todos quieren ser salvados de ese vacío, lo que al final se termina descubriendo es que ese vacío es fundacional e irremediable. Sólo unos cuantos afortunados salen airosos de la contienda de preguntarse sobre la existencia y su propio devenir. Usualmente son lo perversos, los que no sienten culpa por nada, y sobre todo no sienten la angustia de estar vivos. Esos son los verdaderos elegidos, los héroes, los que pueden deambular por todos los sitios sin sentirse forasteros en ninguno, los que no hablan pues les importa un bledo mostrar lo que piensan. Sus motivaciones son de espuma. No sienten, no aman, y por lo tanto son más individuales que el resto de las personas, más dueños de su vacío. Impasibles ante la voracidad del tiempo, no se sienten envejecer aunque ya estén decrépitos, no esperan la muerte pues desde el nacer han estado muertos, no se empeñan en vivir de una manera triunfadora pues lo suyo es irse gastando sin afán, no durar. No tienen preguntas, no meditan. Nada piden, nada dan. Son los ridículos victoriosos. Los verdaderos maestros de la adaptación y la impasibilidad, los reyes estoicos que sin reírse de nada se burlan de todo.
Para mi infortunio yo no soy uno de ellos. Soy su antítesis. Soy materia emocional blanda y biche. Absorbo todas las sensaciones que me rodean y fabrico con ellas cambuches de nostalgia, y los atiborro de una melancolía agridulce y tibia que es mi maná, los decoro con una ansiedad a media luz, espesa y lúgubre, que es mi nirvana. Sé que toda sabiduría nace obsoleta y es inútil porque se edifica sobre datos del pasado y en realidad nada puede anticipar del futuro, por lo menos no aporta un antídoto efectivo contra la incongruencia humana. Ahí radica lo ridículo de cualquier asunto que se juzgue. Todo es inoficioso. El destino ya está redactado con todas sus cláusulas y no hay apelaciones válidas. Por eso hoy me he vuelto a levantar con la antigua aunque no gastada certeza de que lo mejor es seguir siendo lo que a uno le correspondió ser sin fijarse ninguna meta, sin dejarse tentar por ningún reto, gozar con los giros de la existencia sin emociones desbordadas, sin esperar nada.



4 comentarios:

  1. A quienes me siguen:

    "Reporte Matutino" es un texto de tres cuartillas que escribí de un sólo tirón en octubre del 2011 y el cual he revisado varias veces en compañía de amigos.
    Lo publicado en el blog en 4 entregas es la versión definitiva.
    Con lo escrito no tengo otra intención que la de decir en voz alta las reflexiones que alcanzo a tener de vez en cuando.

    Los invito a leerlo completo en la secuencia 1,2,3,4.

    Mil gracias por acudir.

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  2. Anuar, sé que es de tontos repetir que la vida es según cómo la vivamos, pero es mi pensamiento, no nos dejemos ganar por la filosofía profunda que nos llena de desilusión, mi comentario anterior sirve también para este post, un abrazo!

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  3. Conozco a muchos de esos zombies que describes. Inigualable relato Anuar. Eres un buen maestro para mí. Gracias. Desde Murcia (España)

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  4. De un tirón he leído las cuatro entregas, magníficas, por cierto. Da sus frutos la perseverancia, ese repasar, recordar, corregir, e incluso repensar lo pensado y volver a mirar lo observado. Buena elección para terminar un año y comenzar el siguiente. La cuarta entrega me ha parecido genial, condensa reflexiones profundas, diría que filosóficas, sobre el individuo como ente individual y esa dimensión social en la que no acabamos de encajar del todo limitados por la propia mente, por esa unicidad de la que nos creemos poseedores. Todo ese cúmulo de absurdos que conforman la vida para no llegar a ninguna meta. Mejor dejarse rodar al ritmo del planeta, en la siguiente vuelta no estaremos y el mundo seguirá girando, no habrá huellas de nuestra existencia que sea merecedoras de atención.
    Mis felicitaciones más sinceras, Anuar, me gusta mucho cuanto escribes, pero en estas "tres cuartillas" se deja ver al completo al escritor.
    Un abrazo desde la otra orilla.

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