sábado, 2 de enero de 2016

Cotidiana 1.



Ahora escribo a partir de lo que las horas me dicen, redacto llevado por una voz que se ha vuelto  mi manera de pensar, y acompañando esa voz están las imágenes que he ido recolectando de mis últimas tardes contigo, mi casa está inundada de las curvas de tu cintura, de los aromas de tu entrepierna, de los sonidos de tu risa, de los gestos de tus manos, y hay también algunos susurros que no entendí cuando mi cuerpo estaba dentro del tuyo, y los gemidos despedazaban tus palabras y yo sólo atinaba a recoger tu humedad para mezclarla con la mía y sentir que de seguir en esa agitación, fundaríamos un océano en mi cama, o en la mesa de los alimentos o en la mesa de los libros o en mi silla de las palabras o en el mesón de mi cocina donde tú te vuelves manjar y te saboreo a lengüetazos y me agito y te agito, y rodamos por todo lado para llegar hasta el encuentro de nuestros ojos brillantes, de los labios enrojecidos, casi sangrando de chuparse, las lenguas enredándose como culebras que danzan, la saliva embadurnándonos los labios, tu cabello revolcándose por las almohadas, mis manos agarradas a tus nalgas grandes y redondas para confirmarme el asombro de tener una mujer que me dice que me quiere, me teme y me acompaña. Asustada acude a mis brazos, recorre distancias para estar engarzada a mi, salta las barricadas de la historia, pisotea el tiempo, esconde su pasado bajo la alfombra de un olvido pasajero y me llena de llanto y silencio, y me promete futuro, confesiones, me repite que me quiere cada día, cada noche, cada instante en que la ansiedad de estar juntos nos une de cuerpo entero y no sólo de palabras, entonces los actos nos estacionan en una verdad de fuego, y somos dos que ya se han encontrado, dos que no se borran, somos nítidos en nuestro presente de manjares y osadías, contrastes y rutinas, y vamos tomados de las manos por calles de perspectivas redondas, cruzando puentes, subiendo a autobuses repletos, mirando libros que nos hablan de un arte volátil que queremos atrapar con promesas, con fotografías, lámparas, mantas, bebidas con hielo y meriendas conversadas, pan y mermelada, té, y músicas que saltan de una guitarra a tambores tropicales, y nosotros allí, armando un amor de dos desconocidos que se engancharon una mañana borrosa en que se encontraron en la oficina de las casualidades y se reconocieron como un mismo aroma de noches de lluvia y amaneceres dilatados, sustancia de un amor que aún no termina de nacer, que aún no florece y ya delira tener alas, y quizás sea un laberinto disfrazado de avenida, o un torbellino que va en cámara lenta y no se siente girar, o este amor es esa torpe manera de negar que la soledad es el pavor que nos vence siempre, que si nos abrazamos fuerte es para no caer en el abismo de la incompletud, para aliviar el vértigo de sentirnos habitantes de la nada, entonces nos besamos con la certeza de que fuimos sincronizados por el destino para decir aquí me quedo, esta es mi ruta, ya vi para donde voy, no tengo prisa, el obsequio ha llegado a mis manos.      


17 comentarios:

  1. Impresionante comienzo de año, Anuar. De nuevo me quito el sombrero ante tu escritura. Feliz año nuevo, amigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa es una página de mi libro: "Las Historias de la Nada".

      Eliminar
  2. La razón del deseo y su complacencia. El cóncavo y convexo de la canción de Robertos carlos. El amor hecho pasión y necesidad de piel y de adentro. UN abrazo. Carlos

    ResponderEliminar
  3. Anuar me gusta pensar q existen esa clase de amores y que no son sólo un producto de la imaginación

    ResponderEliminar
  4. Anuar me gusta pensar q existen esa clase de amores y que no son sólo un producto de la imaginación

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esos amores existen y son tan comunes como pasajeros. Hay que gozarlos sin reservas y sin esperar nada de ellos.

      Eliminar
  5. Lo malo de estos amores es su temprana fecha de caducidad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

      Eliminar
    2. Bueno Antorelo. ¿Pero quién necesita un amor eterno?
      Lo bueno entre más breve mejor.

      Eliminar
  6. Amores increíbles , la pasión y el placer. Hermoso !!
    Feliz año . beso

    ResponderEliminar
  7. Querido amigo, qué hermoso regalo del año que comienza, tu poema irradia tu naturaleza. Mucho se escribe y se ha escrito sobre el amor, tú, lo haces de maravilla, lo haces vivo, lo haces simple. No importa lo que dure el amor, lo importante ser feliz mientra ese amor nos hace existir. Gracias maestro. Besos, besitos, besotes.

    ResponderEliminar
  8. Impresionante. ¿Me lo prestas para soñar esta noche? Llego tarde, lo sé, pero lo importante es que llego y me quedo anonadada saltando entre tus palabras como en una rayuela, pero nunca sé en qué parte quedarme. Ya está, me quedo con la rayuela entera de ese amor disfrutado y sentido hasta la extenuación. Un placer, como siempre.
    Abrazo grande.

    ResponderEliminar
  9. Impresionante. ¿Me lo prestas para soñar esta noche? Llego tarde, lo sé, pero lo importante es que llego y me quedo anonadada saltando entre tus palabras como en una rayuela, pero nunca sé en qué parte quedarme. Ya está, me quedo con la rayuela entera de ese amor disfrutado y sentido hasta la extenuación. Un placer, como siempre.
    Abrazo grande.

    ResponderEliminar
  10. Impresionante. ¿Me lo prestas para soñar esta noche? Llego tarde, lo sé, pero lo importante es que llego y me quedo anonadada saltando entre tus palabras como en una rayuela, pero nunca sé en qué parte quedarme. Ya está, me quedo con la rayuela entera de ese amor disfrutado y sentido hasta la extenuación. Un placer, como siempre.
    Abrazo grande.

    ResponderEliminar