jueves, 31 de marzo de 2011

Náufrago 2.

La ciudad es una pizza de imprevistos salvajes, rosa cromática de colores vivos encendidos por el sol que cae, peligros acechando a los incautos, paraísos de carne exhibidos en las caderas de las mujeres, hombres presos en sus incógnitas.
Son las 4:15 de la tarde. Basta pararse en una esquina y una sátira o una premonición te atraviesan el pellejo. Hay maniobras del espacio ofreciendo atajos y explanadas. El mundo es un dulce laberinto de sorpresas sin itinerario. Lo más recomendable es desplazarse, ser un testigo con todos los sentidos en alerta. En todo caso, un transeúnte invisible, uno más que fluye en el tumulto sin entorpecer el ritmo de la perspectiva. Bloques, rutas, terrenos baldíos, centros donde la gente se aglomera a desvivir.
Ser uno que no se escabulle ni se adhiere, sólo fija su mirada en el paisaje circular en que deambula o se estaciona, y se sabe juguete del tiempo, ínfimo engendro que saborea sus agites con franca parsimonia.
Quizás el amor es el ingrediente que salta sobre todo abismo, y a quien está atento a sus susurros, le indica el norte, la meta.

Ella me distrae.


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4 comentarios:

  1. Se me cruzó la imagen del fantasmita Casper viajando invisible por todos esos lugares, cada frase tuya es una poesía, gracias

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  2. Así da gusto recorrer la ciudad!
    A través de tu poesía.

    Un beso o 2 *

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  3. bollar en el laberinto no conociendo el destino intuyendo el deseo, un abrazo

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