domingo, 31 de julio de 2011

Diatriba M.




M

Se me ocurre que existe un tipo de promiscuidad afectiva (no tanto la sexual, que de esa casi todos podemos decir algo), si no de enamoramientos intensos, esporádicos, infructuosos. Estar perdidamente enamorados de una pareja perfecta y distinta cada 8 meses, es un juego que oculta un desfalco de amor a todas luces invisible. Toda batalla apunta a procurarnos el hallazgo de la felicidad, o su reemplazo: el no-sufrimiento, como quien dice, cierta calma, una comodidad tibia, agridulce, que proporcione un paraíso nuevo cada 8 meses, aunque el comodín que la facilita sea distinto. A esto lo llamo Promiscuidad Afectiva, enamorarse por el mero placer de sentirse vivo, de no sentirnos tan insignificantes, y de paso, despistar a la soledad. En esos amores esporádicos, en que no conocemos al otro, tenemos una incapacidad sorprendente de no saberlo realmente. Eso no es vital, no es lo primordial. Todos los amantes se van, claro. Ellos también tienen sus urgencias, también sufren los desfalcos de la existencia. Cada uno es para el otro un enamoramiento que funcionó de modo inspirador durante un lapso de tiempo, nada más. Quizás, a veces un recuerdo amable. Los requerimientos de pareja ideal con el paso de los años pierden fuerza, se exige menos, también se da menos. Todo se vuelve un premio de consolación. En el fondo pulula la búsqueda del amor completo que nos asalta al descuido y nos hace emprender toda aventura, con lo mejor que ésta involucra: norte difuso, entrañas agitadas. Bueno, la cosa no es tan grave. Los talentos que tenemos fueron puestos allí para ser usados.

Sexo 4

Quiero dejar en claro que yo no demerito el sexo y la magia con que nos envuelve y nos da mucho de lo que buscamos. No estoy en el extremo de la nada, no creo sólo en el amor de los poemas. Los amantes de carne y hueso arman paraísos e infiernos, festejos y remanso. Todo válido. Estos encuentros crean un espacio donde se puede desenrollar un amor con otros matices. Todo evoluciona, hace quince años éramos distintos, dentro de quince años seremos otros, y aún querremos amar, aún amaremos con lo que somos, cada uno en individual, volubles, ajenos, delirantes, cautos, qué sé yo, únicos, tremendamente únicos y diferentes.








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9 comentarios:

  1. Las entradas tituladas SEXO 1, 2, 3 Y 4 pertenecen a un capítulo de la novela "La Tarde Se Ha Puesto Gris", en total son 17 capítulos, escritos en el 2004.
    Las DIATRIBAS de la A a la M constituyen el segmento llamado SEXO 3.

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  2. Gracias por esta información, Anuar, y tenía razón Andri al decir que llegaba a la letra M. Yo esperaba todo el abecedario, ja ja ja. Sos muy generoso al brindarnos tu novela a través del blog. Y qué bueno el afiche de este post.

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  3. Gracias, Anuar, por tu comentario sobre mi relato. Justo lo que pedía, una opinión sin condescendencia, porque es de esas críticas de las que se puede aprender. ¡Pobre de nosotros el día que todos veamos las cosas de la misma forma! Te confieso, no es mi texto favorito.
    Pero sí te digo, a modo de anécdota, tenía una clienta a la que no le podía enseñar ninguna pieza de tela y tampoco ovillos de hilo de color amarillo..¡¿?!...:( Me hacía cruces y se santiguaba!!! ¡Como si estuviera viendo al demonio!! Detrás de un mostrador ves cosas más extrañas que volando en una nave espacial estilo Star Trek :)
    Luego regreso a comentar tu diatriba. Aunque después de la perorata del otro día, no sé si atreverme.
    Un saludo.

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  4. Eduardo,

    ¿Ovillos e hilo de color amarillo? ¿Lluvia dorada? Un Psicoanalista salvaje se daría gusto especulando.


    Todos tus comentarios son bienvenidos. Mil gracias !

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  5. Hay muchas verdades en tu post.
    Uno camina buscando y nunca sabemos dónde lo encontraremos, es así como lo planteas, todo va cambiando depende de la edad.
    Te digo algo, ...no sé dónde estaré dentro de quince años y menos cómo estaré, por eso vivo intensamente el hoy, con todo y como sea.
    ja ja ja por las dudas.
    Cariñosssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

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  6. Encantada.

    Besos!

    Únicos y diferentes; otros, definitivamente habremos cambiado de llegar a esos años, claro está, si antes no nos hemos muerto.

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  7. Entrañable Anuar,
    Comienzo diciéndote que no me enamoro cada ocho meses, es un tiempo muy largo, yo lo reduciría a ocho días, con una particularidad, suelo enamorarme de lo mismo, por eso no considero que sea promiscuidad afectiva, sino más bien renovación de sentimientos, y es a eso a lo que refería cuanto te dije que necesito estar enamorado para sentirme vivo, lo cual no implica que el objeto de mi amor cambie, sin excluir la posibilidad de hacerlo. El sentimiento sí que lo conservo, lo cultivo, lo mimo, de lo contrario con las primeras heladas de la rutina moriría. Si estoy libre, puedo convertirme en un pendón verbenero, como decimos aquí, pero viviendo en pareja mi fidelidad, entregada y exigida, rebasa los límites de las leyes espartanas.
    Me gustan las personas como Maria Cristina, que con esa expresión de felicidad plena puede presumir de no necesitar otros verbos para definir su felicidad, pero que admite y acepta que otros busquen caminos diferentes. Me enamora el "descaro" de Andri, que escoge un culo bien formado como avatar, porque el mío sería un billete directo al fracaso. Para ambas, un saludo de cariños.
    Yo me enamoro de las cosas que menos te imaginas. A veces una silueta me ha perdido, y a veces, unas palabras me han salvado, aunque admito que mi debilidad son las palabras, el monstruo más repudiable podría ganar mi amor sólo con decir las acertadas.
    Intentar evitar el sufrimiento es ponerle puertas al campo. En la gastronomía de las culturas orientales el sabor predominante es el agridulce, entre otras razones porque para ellos todo es reflejo de nuestra propia filosofía de vida y en la vida nada debe ser totalmente dulce ni insoportablemente agrio, eso rompe el equilibrio y al final te empalagas o se te destroza el estómago a base de arcadas. Según mi modesta experiencia, hay más sabiduría en algunas recetas orientales que en todos los tratados freudianos juntos. Yo no creo en Freud, y engañar a los psicoanalistas es más divertido que jugar al escondite.
    Somos animales gregarios, abrazar la soledad es engañar una parte de nuestra propia esencia, ni siquiera Diógenes se resistió a la compañía de los perros, y en la primera oportunidad salió, farol en mano, en busca de un hombre honesto. Otra cosa es que lo haya encontrado.
    No creo que todo se reduzca a un premio de consolación, el día que lo acepte como tal se me fruncirá el ceño, se apagará mi mirada y dejaré de ser este loco enamorado de la vida y de sus sensaciones. Porque a pesar de la soledad que aflore en un verso, o del desaliento que puede insinuar alguna palabra, soy un vividor intenso de cada momento que me regala el día. Porque, tal como dice Norma, 'vivo intensamente el hoy, con todo y como sea'. Y luego lanzo al aire una risa tan sana y maravillosa como la que ella nos regala.
    Me ha encantado que compartas tus pensamientos, y sigo pensando que eres una persona tan especial como las cosas que razonas. Por eso me atrevo a ser tan extenso,
    Decía un amigo mío :"Yo no polemizo con quien no puede esgrimir argumentos, ni converso con quien simplemente calla". Me sumo a esa frase, por eso he vuelto y no me he callado.
    Mantengo mi invitación para compartir estas opiniones mientras devoramos unas costillitas a la brasa, bajo el amparo de una parra mediterránea, con una copa de Falset.
    Un abrazo.

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  8. Eduardo, esperando que Anuar no se ponga celoso, voy a seguirlo en su blog, recién entré a verlo, y gracias por su comentario acerca de mí.

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  9. Promiscuidad afectiva
    ¡Qué bien descrita! Y ¿por qué crees que siempre acaba siendo infructuosa?
    ¿Piensas que todo el mundo la ha experimentado alguna vez o es un rasgo que solo algunas personas poseen?

    Me ha encantado este escrito.

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