lunes, 29 de agosto de 2011

Cotidiana 5.

La lluvia tiene múltiples efectos en un aprendiz de escribano. Pueden ir desde susurrarle versos con el sonsonete quedo de su gotear sobre el tejado hasta sacudidas existenciales si viene acompañado de truenos y relámpagos. Cuando el desfile de aguas se prolonga, y lo que en un principio parecía una tela de agua cayendo holgada, se arrumaza hasta formar un océano de sustancia indomable que entorpece el rodar de la vida, la poesía se va al traste. En su lugar acude una trascendentalidad húmeda y aturdida que no retoña las palabras que cuajarían un párrafo decente.
Ahí es cuando toca echar mano a las sensaciones atiborradas en la alacena del recuerdo. Siempre es bueno agarrar primero aquellas lloviznas ocurridas en el desvanecimiento de la tarde cuando la luz aún no ha concluido su lenta despedida y quedan en el cielo, además de los grumos de nubes grises que se desgranarán en numerosas gotas, varios manchones rojo salmón, amarillo mostaza, verde eléctrico, azul plomo, rosado lila, y blanco sucio; que aunque duran escasos instantes, dejan en la mirada y la memoria la impronta de un paraíso lejano cálido y seco que siempre se anhela alcanzar. Sobre esa paleta multicolor que se difumina (si se tiene la velocidad de un juglar avezado) quizás se pueda levantar un verso o una estrofa digna de recordación.

Otro recuerdo invernal útil puede ser el de un chaparrón de mediano volumen ocurrido casi a la madrugada cuando aún dormido la intensidad del picoteo sobre el tejado te lleva a abrazar a la mujer que te acompaña, y ovillados en una suerte de repentinos siameses, hacer de la tibieza que los anida, la continuidad del sueño placentero.

Hoy, lejos de las avalanchas en donde zozobran miles de colombianos que la imágenes del noticiero vuelve nítidos con sus gestos de dignidad y desolación, yo abro la ventana para que entre el vendaval y me asalte con su rabia, para que en mi rostro mojado se confundan lluvia y llanto, para que se me graben en la memoria estos días de intemperie líquida, de fango acumulado, de tragedia.

Las tormentas reales me recuerdan a las vistas en películas que siempre son superadas por los héroes. Pero esa maña de huir hacia la fantasía hoy ha resultado nada efectiva. El frío de la noche ha calado en mi garganta. Mi voz ocurre gélida y sorda. Descubro que soy un hombre cómodo, inútil, que ha hecho de las letras una guarida desde la cual ver el mundo sin atollarse de sus miserias.

Había pensado terminar esta bitácora como de costumbre, haciendo referencia a mi mujer de caderas anchas, greñas de Dulcinea del Toboso, mirada de espía criolla y sonrisa de niña. Quería dedicar varias líneas festivas a las veces en que juntos somos lluvia, viento, atardecer mentolado, aurora aletargada, lecho esponjoso, merienda casera. Pero sólo logro quedarme en silencio pensando en ella, en su abrazo que me pone sobre tierra firme, deseando que esté bien abrigada y que el invierno no le haya anegado el ánimo como a mí.

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6 comentarios:

  1. Que la lluvia sea alimento inofensivo en tu delirio, y que tu Dulcinea te rescate cuando empieza el ahogo.

    Abrz.

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  2. Me encanta la lluvia, verla y vivirla, pasear y que me moje. Cuando estuvimos en Mar del Plata nos todó días de lluvia, fue realmente hermoso, ver llover junto al mar. La tormenta y el mar furioso (ya lo pondré en mi blog) espectacular.
    Es muy cierto lo que comentas en el relato, si está adentro, calentito, saboreando una rica merienda.
    Besosssssssssssssssssssssssssssssssssss Anuar.

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  3. Todos tenemos derecho a refugiarnos cuando el afuera es demasiado cruel, Anuar. Eso se lo susurro a tu personaje, ese que tiene buenos deseos para la mujer de sus sueños.

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  4. ¡Qué bien sabe la lluvia pacífica que nos despierta en la noche y nos abraza al de al lado!

    Anuar:
    Tus palabras no son estériles cuando nos llegan a muchos desde tu trinchera.

    Un abrazo

    Daltvila ( Te comento como anónima porque Bloguer no me deja hacerlo con mi cuenta)

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  5. Me encanta leerte, conocer lo que sientes, lo que piensas, puedes llegar a muchos con tus palabras, Saludos

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